En vísperas de Hispanidades nos adelantamos en Los Madriles a celebrar la esencia de la España de este lado del hemisferio. Aquella que nace en racimos que unifican la tierra en denominaciones de origen para terminar llenando copas que serán degustadas por todos los sentidos.
Es la Hispanidad de la sangre de la piel de toro que hoy se festeja entre andenes de trenes nostálgicos del Museo del Ferrocarril que sirven de pasillo de gala para festejar premios entre profesionales y consumidores. Es la Feria de la guía de vino referente española: Peñín.
He cruzado un Madrid en preparativos, en vísperas de ensayos de desfiles entre banderas y protocolos. Sonaban ecos de aviones en Castellana, redoble de tambores eléctricos en Recoletos, martillazos de postes en Neptuno. En la estación Delicias la algarabía se va calmando hasta la entrada del Museo.
Es un evento de dos días donde llega lo mejor de lo mejor de los caldos nacionales. En la jornada de ayer se otorgaron los premios al mejor vino del año, la mejor bodega y la mejor tienda online. Hoy desde las 11 a las 6 se citan los profesionales de la cosa y en las últimas horas se abren las puertas al público aficionado.
Se recoge la acreditación, cuaderno de catas y copa. Desde ahí el viaje comienza. Empiezo por mi querencia natural de los Riberas, sigo por Toro, hacia vinos de Castilla, Madrid, Navarra, Galicia, la universal Rioja… y así me voy recorriendo la patria entre andenes.
Es esta una España donde otra sangre hace convivir una cultura que une grandes firmas con otras mínimas. Hay un ambiente de dinastías, manufacturas, campo, labor de años entre cosechas y barricas. Hablo con diversas áreas, compartimos experiencias de como se bebe aquí y allí, que es lo mismo que compartir momentos de vida.
La orquesta toca entre jazz y blues de la época Gatsby, el día va pasando y la estación se hace crepúsculo de talgos y máquinas de vapor iluminadas que en su quietud nos mueven en sus vagones a otra época.