Cae la noche en Madrid acompañado de un frío húmedo. Son cerca de las 7.30 y un grupo errante ocupa jardines para un encuentro con uno de los suyos. Un jardín es siempre un bosquejo de la Creación y este, en pleno barrio de Salamanca, acoge el recuerdo de Gregorio Ordóñez.
No hay cúpulas de partidos ni prohombres del establishment hoy en el jardín, pero hay heroínas, como María San Gil y Otaola. En el estrado, junto a las banderas de España y de San Sebastián, una voz abre la memoria para definir a un hombre joven, luchador y radical. Nos lo recuerda Consuelo: “radical en la defensa de la vida y la honradez”, un chaval puro que utiliza el lenguaje para llamar a las cosas por su nombre y el coraje para vivir de pie en una tierra de arrodillados. Un periodista formado en Navarra que preguntó al obispo Setién si creía en Dios y así terminó la entrevista más corta de su vida. Consuelo Ordóñez habla fuerte en verdades que escucha atenta Esperanza Aguirre con su paraguas abierto, al otro lado Cristina Cifuentes y al otro extremo, más distantes Mayor Oreja y Ángeles Pedraza. Un video muestra a Gregorio tan vital de verdades y ayuda, con su familia, Ana, su entorno y mensaje. Se reza en himnos nacionales y seguimos hacia Goya a continuar la plegaria en un templo vertical y blanco desde un retablo de oro.
La foto de Gregorio nos recibe como un gran anfitrión. Templo lleno y con coro desde las alturas, “Kyrie eleison, Christe eleison”. Incienso para expandir las palabras de una homilía sin ralentizar verdades ni pausas. “Por Gregorio, por las víctimas, que somos todos nosotros”. El terror como subproducto de eso que se llama “ideología”, la iglesia al lado de las victimas “pero no siempre ha sido así, no en todos los territorios”, terror global no siempre condenado. La “ideología”, ese monstruo que encoje la realidad deformando mentes, manipulando lenguajes, en estribillos marcados de “diálogos”, “procesos de paz”, desguazando palabras de contenido.
Se recuerda que el Perdón es la única solución y clave en un mundo donde, claro, “siempre pierden los de siempre, las victimas”. El Perdón, con su precio tan caro. Los asesinos salen en mosaico de fotos de rostros sin alma y no piden perdones mientras exigen y amenazan siempre desde esa ideología que deshumaniza.
“El Perdón solo nace del arrepentimiento” se grita como resumen innegociable… y ahí la iglesia entra a dar la mano. La misma que el Señor ofreció a Samaritanas que aprenden fidelidad, a Zaqueos que devuelven botines, a ladrones que ven que un Dios a su lado. En fin, a la canalla arrepentida que busca una salida. La que no se condena.
El páter sigue inspirado, in crescendo, buenos tiempos cuando la iglesia pone las cosas en su sitio, sin quiebros, ya es hora. “La política va mas allá del estado del bienestar”, buen recordatorio, va hacia la Vida desde la familia en cultura de amor contra la muerte de moda. Otra consecuencia de la “ideología” y aviso a navegantes.
Ha pasado una hora de misa y música en un instante de incienso. Salimos a las calles de Enero bajo la atenta mirada de Gregorio, más vivo que todos nosotros desde su gesto de lucha de hombre bueno inmortalizado.
Ha sido una tarde de verdad acumulada de recuerdos entre el jardín y el templo. En un tiempo donde la mentira corre subvencionada entre instituciones y parlamentos varios, nuestra Historia real – que no aparece en memorias históricas a digerir por ley ni en historietas parciales de la ESO de turno – se encarna en nuestros mártires, entre el Templo y el Jardín.