«Nos han declarado la guerra», dice Juan Carlos Monedero a su público desde la tribuna. Entre los aplausos, remata: “Sólo vamos a ganar la guerra si sois conscientes de que nos han declarado la guerra”.
Monedero en mitin de cierre de elecciones europeas / JMNOVOA |
Monedero ayer lo formalizó como una declaración y una advertencia. Con la misma contundencia que cuando hablaba de amores hegelianos y sermón de la montaña – sin dioses, claro – con una dialéctica sin síntesis en aquellos mítines de efervescencia revolucionaria, preludio a la puerta grande de Europa.
Así, entre el amor gélido de las ideas y la guerra caliente de las palabras, resulta que el corazón del españolito se va enfriando. Esa es la consecuencia de todo, y hasta donde llegue la temperatura del órgano vital será responsabilidad de muchos. Por ahora, al final del primer mes del año de inflexión, mañana se desfila, marcha a Madrid, presentada como una “demostración de fuerza”, una marea declarante con los ceños fruncidos, ideas claras, estrategia de combate, enmascarados de sonrisa iluminada por un Sol griego.