Dos actitudes humanas se abren paso en todos los aspectos: el camino que une – superando – o la vía que reivindica – dividiendo – Pasa en todo: vida personal, familiar, política, evangelización…
El Papa Francisco en La América española ha hecho un canto a la revolución mezclando la situación política histórica con la difusión del permanente Mensaje de Cristo. Años antes, San Juan Pablo II, conmemorando el Descubrimiento de América, eligió un discurso distinto: sin entrar en los abusos que toda conquista tiene y pidiendo perdón por la responsabilidad que la Iglesia tenga, enfocó la esperanza en el anuncio de ese Camino conjunto, que no es de este mundo pero que une a los seres del mundo.
Son dos actitudes distintas, dos cosmovisiones que se dan siempre y mucho me temo, desembocan en metas distintas.
«Hispanoamérica nació de la conciencia de la falta de libertades, de estar siendo exprimidos y saqueados.»
Ciertamente es así, por lo que no entiendo el revuelo que han producido estas palabras del Papa, el señor don Jorge Bergoglio en el mundo.
Preguntadle a los toltecas, olmecas, tlaxcaltecas, por qué se unieron a Cortés, para derrotar a Moctezuma. Fue por la falta de libertades, por sentirse exprimidos y saqueados, incluso en sus propias vidas, que les eran arrancadas de cuajo, mediante un cuchillo ritual de obsidiana, al extraer sus corazones, aún latientes para su ofrenda a los dioses, y arrojados al pie de la pirámide. Preguntadles.
O a los incas, sometidos al «Inca» Atahualpa, obligados, además, a la servidumbre de «La Mita», mediante la que estaban obligados a trabajar para el Inca en sus minas de oro y de plata.
Seguramente Francisco, o sea, el señor Bergoglio, no sepa esto. Bastaría en el primer caso haber leído a Bernal Díaz del Castillo en su Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España.
En su descargo, que es italo-argentino y debe desconocer la verdad de muchas cosas terrenales, por más que en asuntos de fe esté asistido del Espíritu Santo, que parece que se toma vacaciones cuando decide hablar en sus viajes internacionales.
«Hispanoamérica nació de la conciencia de la falta de libertades, de estar siendo exprimidos y saqueados.»
Ciertamente es así, por lo que no entiendo el revuelo que han producido estas palabras del Papa, el señor don Jorge Bergoglio en el mundo.
Preguntadle a los toltecas, olmecas, tlaxcaltecas, por qué se unieron a Cortés, para derrotar a Moctezuma. Fue por la falta de libertades, por sentirse exprimidos y saqueados, incluso en sus propias vidas, que les eran arrancadas de cuajo, mediante un cuchillo ritual de obsidiana, al extraer sus corazones, aún latientes, para su ofrenda a los dioses, y arrojados al pie de la pirámide. Preguntadles.
O a los incas, sometidos al «Inca» Atahualpa, obligados, además, a la servidumbre de «La Mita», mediante la que estaban obligados a trabajar para el Inca en sus minas de oro y de plata.
Seguramente Francisco, o sea, el señor Bergoglio, no sepa esto.
Bastaría en el primer caso haber leído a Bernal Díaz del Castillo en su Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España.
En su descargo, que es italo-argentino y debe desconocer la verdad de muchas cosas terrenales, por más que en asuntos de fe esté asistido del Espíritu Santo, que parece que se toma vacaciones cuando decide hablar en sus viajes internacionales. Y claro, acaba arremetiendo contra España.
Sí es muy de agradecer que, pese a su ascendencia italiana, no utilizase el estólido término de «Latinoamérica» para referirse a la América de habla hispana, que se extiende desde Alaska o Labrador a la Tierra del Fuego y desde la isla de Pascua hasta las Bahamas y más al este de ellas. Claro que como iba a condenar lo allí hecho, entonces utiliza la referencia a España.
Mal vamos, Francisco, muy mal vamos.