«… esta serie de fotos atestiguan mi intento de extraer rasgos de la personalidad de miembros de mi familia a través de mi cámara. Sacarles del rol “familia” para intentar reflejarles como hombres y mujeres en su identidad individual. Éste es el resultado…”
Llueve con desesperación en Dublín mientras el gran “Design building” ilumina todo el campus del National College of Art. Es éste un edificio de grandes cristaleras donde las aulas se dividen en diversas especialidades: pintura, escultura, diseño… y un amable bedel preside con impecable uniforme y acento imposible la entrada principal.
Las aulas están en su mayor parte vacías a estas horas mientras los artistas fotográficos se preparan para exponer su obra a los tutores y a sus compañeros. He llegado diez minutos antes de lo habitual y busco la porción de pared donde voy a mostrar mi trabajo. Dejo mi mochila en la silla y saco con meticulosidad cada fotografía y los pequeños pedazos de plastilina que voy a utilizar como soporte.
La posición de las fotografías es fundamental para proceder a su explicación: así unos las colocan en una hilera, otros en dos, otros colgadas con pinzas metálicas. En mi caso he optado por colocar la única foto de color de la serie en el centro “Eden Revisited” rodeada del resto en forma de círculo.
“Aquí he querido reflejar a mis padres, no ya como padres sino como novios, en un jardín imposible y otoñal con colores de idilio. la cámara se aleja para enfatizar la confidencia fraguada en años de unión y la composición se enmarca en la simbología de dos árboles que proyectan el recuerdo de las sombras de nuestros Primeros Padres y el paraíso perdido que siempre se trata de recuperar con el amor en cada biografía…”
Hay una ilusión especial en la mirada de cada alumno. Todos colocan sus fotos con mimo como si estuvieran pegando en la pared trozos de sí mismos que van a ser compartidos y analizados por el resto. A la entrada nos miramos los trabajos en silencio y de reojo, sin demasiados comentarios, con pudor y respeto. Es un gran exhibicionismo porque cada uno refleja su mirada estética sobre la realidad y así se define. Da la impresión de que al colocar las fotos nos estamos desnudando todos poco a poco y no nos atrevemos a mirar más que a la pared, a las fotos, ritual del desnudo del yo civil para vestir al Ego Artístico que enseñaremos al resto en unos instantes.
Coloco la foto de mi padre en la esquina derecha y me aseguro de que está bien fija: “A new look at the world”
“…A veces no hace falta mostrar más que una pequeña parte del rostro para dibujar la identidad, los sentimientos, el alma… en esta foto apenas una mínima parte del espacio está ocupada por la cara del protagonista y su mirada acapara toda la atención. Es la mirada de la aventura, de la curiosidad y de la nostalgia. La mirada que se deja descubrir por el mundo…”
Barbara tiene que irse un poco pronto y pide empezar la primera, ha hecho hermosísimos retratos sobre trabajadores del campo. Comentamos posteriormente cómo me recuerdan a los trabajadores del campo españoles… campesinos y marineros, ambas profesiones hermanadas con la naturaleza producen el mismo tipo de hombre que se hermana en la estética y en actitud de pose a pesar de la diferencia racial en las facciones.
“… las barras de la puerta me dan la imagen de prisión, de muro de cristal que separa el mundo exterior del universo íntimo de un hombre. Un hombre cercano a la culminación de su Destino que se expresa con gesto infantil unificando en un instante al intelectual y al niño…”
“The Wall of Glass” ha causado un impacto en Fionna como me reconocería luego. Su serie es un conjunto de retratos en Marruecos que muestran ahombres con facciones curtidas y maleadas por la vida. La enseño el resto de fotos de mi tío y se emociona.
“…la mujer es más compleja y necesita de más vistas, mi madre posa en tres imágenes de las cuales “The ages of mum” representa la evolución de su biografía simbolizada en muñecas, el juego como modelador de la personalidad. La vanidad de la juventud afectada acapara la luz en el centro de la fotografía… pero esta foto debe de ser leída en consonancia con “Reflections” donde mi madre se acapara finalmente de la luz y, difuminando a la muñeca adolescente, la convierte en objeto de su reflexión, en concepto, en idea, en recuerdo, en nube…”
Artur ha visto esta foto apenas la coloqué en el muro. Le vi observar mi conjunto y hacer comentarios a otro compañero. Al final se acercó para darme la mano, le encantó la cara de mi madre.
Sigue lloviendo en un Dublín postnavideño con adornos todavía colgados que acompañan a las rebajas del capitalismo. En el College se respira calor y arte, confidencias de un grupo donde los individuos se confiesan ante sus compañeros en esta peculiar terapia que es el Arte, la visión fragmentada y emotiva que se desprende al cortar la realidad en planos, en elegir el trozo de vida que quieres inmortalizar para hacerle estático y estético, para embalsamarlo con los colores o resucitarlo en blanco y negro.
“Que opinaban tus padres cuando posaban para ti?” Me dice David el tutor del programa.
Y pienso en ellos. Los veo en estas vacaciones pasadas dejándose hacer fotos desde todos los rincones, desde todos los ángulos, a traición, detrás de las puertas, bajo los árboles, sentados, de pie, sonriendo, pensando, bebiendo, de espaldas, desde arriba, contrapicado, desde el espejo…“Tu madre no mira a la cámara te mira a ti, por eso sale siempre tan bien”, “aprovecha la expresividad de los ojos de tu padre” decía la Mesetaria. En el retrato hace falta complicidad, tiempo, conocimiento, estudio de la persona… qué pensarían mis padres en esos momentos… buena pregunta.
Termino la presentación y un aplauso rompe la concentración. Respiro hondo, miro a las fotos y me doy cuenta que no he reflejado lo que son ni siquiera lo que pensaban, sino cómo los veo, lo que son para mí. Me he reflejado a mi mismo dejando transfigurar mi mente desde la Divina Presencia de aquellos que configuran lo mejor que puedo ver.
“I don’t know David, this is just the way I see them” respondo a David mientras me da la mano.
Me ha encantado este relato de sensaciones difíciles de explicar, sensaciones de querer fotografiar sentimientos. En fin, que me ha encantado.