A Ricardo de la Cierva, in Memoriam

Hace 4 décadas, un día como hoy, se inauguraba el último cuarto del siglo mas trepidante de la historia con la muerte de Francisco Franco. Siglo que, en España comenzó en 1898, perdiendo las colonias ultramar, y que acabaría en marzo del 2004 arrancando el alma a un pueblo que abandonaba su dignidad. Entre estas fechas de hierro recordamos hoy un 1975 de otoño en imaginario de colas silenciosas divididas entre lágrimas muy visibles y gritos más escondidos que, acompañaban unas o vigilaban otras, la agonía de un hombre camino del campo santo y la inmortalidad.

Desde entonces pocas memorias han estado tan presentes, vivas, mitificadas, interpretadas, releídas, sublimadas o falseadas como la de nuestro personaje. Para unos fue su Caudillo, para otros un dictador, para unos su salvador, para otros su condena. La realidad es que Francisco Franco murió invicto y en cama rodeado de homenaje recogido en un funeral sin precedentes, antes y después, y definiendo una brecha en la Historia que comienza en 1936. Desde entonces no hay conversación política, histórica o social en España que, en un determinado punto, haga referencia a su persona.

Sabemos que la Historia se va escribiendo a golpes de ciclos, con tendencias alcistas o bajistas que, como un cuento, construyen un relato incompleto pero más o menos digerible para las generaciones que se juntan en el presente absoluto. Relato que en España, desde el momento que se cubrió la lápida en Cuelgamuros, se comenzó a escribir de manera radicalmente diferente a lo previsto por las mismas estructuras que, desde dentro del sistema, se posicionaban en el nuevo orden desde años antes. Si hasta entonces había una línea histórica que cruzaba Altamira hasta el momento actual, desde un hilo conductor de altos y bajos, heroicidades y matanzas, como es la historia y la vida, el nuevo lobby de historiadores y comunicadores, nacidos en generación desarrollista nacional, se concentró en cavar una fosa que negaba el Estado Nacional del que formaban parte. La consecuencia primera es que España fue incapaz de reconstruir lo que había pasado antes y por qué, dejando una tierra tan inexplicable que se comenzó a negar incluso su existencia.

Y es que los países, como las vidas individuales, son una amalgama de contradicciones y pecado al que se une una gloria de supervivencia e incluso de triunfo. Así en los pacientes que padecen males de espíritu, un método de curación mental efectivo, consiste en la terapia de contar su biografía desde diferentes puntos de vista, enfocándose en una visión positiva que abra camino a la esperanza para evitar pensamientos circulares. Sin embargo, para que dicha terapia funcione, se debe basar en eso tan complicado como es la Verdad. De nada vale, en fin, que un paciente se cuente su vida haciendo un relato maravilloso, o centrarse sólo en la tragedia, si eso que se cuenta es falso o simplemente reducido. Lo ideal consiste en honestamente narrarse la vida entera entera, ser consciente de la realidad y, desde la humildad y esperanza de seguir adelante, hacer una interpretación de unidad asumiendo gloria y caos, es decir, desde la unidad del amor y no del odio – desunión –

 

Viene esto para intentar entender en el fondo y forma el problema mental de España. País que en estos últimos 40 años, en esfuerzo de ingeniería social, se ha tratado de explicar sin éxito su vida desde un criterio oficial que se mueve desde la falsedad revanchista y reductora de la «memoria histórica» hasta el formato mediático tipo «Cuentame» adornado con series que mitifican a los Suarez, Tarancón y la Corona bajo un sustrato de Pueblo feliz que se da derechos para así diseñar un país tan digerible como inasumible por falso. Pueblo perdido que, desde el desencanto del presente, busca en su laberinto interpretaciones que se fuerzan en nuevas generaciones donde, por ejemplo, la extrema izquierda relata bajo el título de «régimen del 78» una versión que indaga más aún en una fosa que destroza todo y apenas salva una Segunda República que ni siquiera se sostiene a sí misma. Así los nacionalismos recurren al mito tribal reescribiendo territorios a partir de romanticismos decimonónicos de raza que se pegan con plastilinas usadas de fechas aisladas en la historia creando un mantel imposible que no se sostiene más que por el odio al otro.

España se encuentra así caída en una red de leyendas negras, de mito en mito, cuyo efectividad consiste en destrozar la convivencia. Y todo por no asumir la realidad compleja de España y de entender lo que representa Francisco Franco y su etapa. Intentar crear un relato a partir de la mentira conduce a la neurosis y a la auto destrucción. Mayormente si los autores de dichos relatos no sólo vienen de familias de la época nacional y todos los que viven de la crítica han vivido sin problemas, y en muchos casos con privilegios, en la España que se dedican a negar.

En fin, las tendencias cambian y vemos que 40 años después entre tanta demolición histórica, la figura del Caudillo está más viva que nunca. Su presencia continúa sosteniendo la última pieza del puzle nacional. Cuanto más se intente destrozar la memoria «real» por ese sectarismo de la «histórica», más alas se darán a un Mito que, si ganó todo en vida, va a ganar más después de muerto, como se decía del Cid.

Del mito al logos hay un paso y es un esfuerzo necesario para la salud mental de España.

Francisco Franco Bahamonde, Caudillo de España, D.E.P.

 

4 thoughts on “FRANCISCO FRANCO: DEL MITO AL LOGOS

  1. Muy acertado tu análisis. Me ha gustado leerlo y comprobar que no todo el mundo se deja llevar por los prejuicios que imperan en un momento dado. Sobre todo, a mi, me iiritan los juicios sesgados e intolerantes de quienes ni le conocieron ni vivieron en los años en que estuvo al frente del Estado y que con quienes, en mi Barcelona, por ejemplo, berrean insultos u manchan con pintura y derriban su estatua a la que previamente han dejado sin cabeza en «El Born» (un mercado antiguo, hoy reconvertido en foco nacionalista de invención de una historia falseada).

  2. Mágnifica crónica de un casi sentimiento, más que de una idea política. Es un respiro importante ver que aún queda en España alguien capaa de narrar la época y al personaje desde un punto de vista desprovisto de toda otra intención que no sea la de conciliar a las dos españas.

  3. Estupendo artículo y que después de 40 años de esta pseudodemocracia hace recordar tiempos en los que algunos vivimos y nuestros padres por supuesto. Franco supo captar el espíritu caínita que invadía España y con mano de hierro gobernó y aunque España iba más lentamente económicamente , logró paz y nunca dejó que tanto mediocre dirigiera los ejes del País . Franco siempre llamaba a los mejores y nunca desdeñaba sus opiniones , así logró hacer crecer la clase media , en un largo tiempo de paz , donde todo tenía que volver a ser construido . Que bien conocía España y a sus ciudadanos.

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