Es un jueves de otoño en Valladolid. Las hojas pueblan el parque del Poniente y cruzo el mercado hacia San Benito entre paseantes y tenderos. Es éste un día de sol de membrillo que me guía el camino hacia el hotel Olid, sede de las estrellas participantes en el Festival .Llego pronto a la cafetería y pido un cortado entre carteles de la SEMINCI. Un técnico de Radio Nacional prepara las emisiones del día y algún cinéfilo, con gafas gruesas y bufanda, ojea el programa para hoy. He llegado en el AVE desde Madrid para hablar con el protagonista del día, para mí del festival y de muchas cosas más. Estrena su último trabajo Iñaki Arteta “Contra la impunidad”, donde nos contará otro capítulo del drama sangrante del terrorismo de ETA.
Apuro el café y, mientras repaso mi guión, le veo llegar a fichar al mostrador del hotel. Tiene un cráneo inconfundible y un perfil con sonrisa que saluda a organizadores. Se da la vuelta y me mira, es la primera vez que nos vemos. Se acerca cruzando el hall entre azafatas y saluda afable como si nos hubiéramos visto desde siempre. Elegimos la parte posterior del bar y nos acomodamos, entre la asimetría de asientos, un diván para él y una silla para mí. Elegimos bien, pues Arteta mira al horizonte y crea un espacio propio. Se comunica con los ojos y con las manos, relatando así su mundo en palabras. Comienza pues la obra, el entreé, conecto la grabadora y ¡acción!
ACTO I: BIENVENIDO A CASA
Bienvenido de nuevo a Valladolid. ¿Ya es la cuarta vez que acudes a nuestro festival, no?
Efectivamente, debutamos en la SEMINCI en 2005 con «Trece entre mil», luego en 2012 con un documental sobre Nicolás Redondo y dos años después con “1980”.
Se te recibe como a uno de casa, ¿te sientes así de cómodo cuando vienes?
Sin duda, mucho. Fíjate que cuando fui invitado por el director del festival no tenía aún acabada la película. ¿Cómo la tienes? Me preguntó, muy bien, le dije. Y aquí estamos, en un acto de total confianza de años..
El público te acoge con mucho cariño. ¿Notas diferencias con el de tu tierra?
No, muy bien también. Es cierto que allí el perfil de público es más militante. Vamos a salas pequeñas y, aunque siempre hay gente que no te puede ni ver, claro, los que te quieren están entregados. Los estrenos en Valladolid o en Madrid, siempre tienen una acogida fenomenal, si en Bilbao metemos a 300, 400 personas, es otro éxito. Como te digo, son gente muy motivada, que lo hacen por militancia.
La presentación de tu último trabajo se produce hoy en la SEMINCI, en el reciente festival de San Sebastián acudiste con “1980”.
Si, en la sección “The act of killing” sobre el cine y la violencia global nos pidieron “1980”. Se expusieron 30 películas de todo el mundo, con 4 o 5 películas del tema vasco.
La película es dura y lúcida, como toda tu obra, ¿cómo reaccionó la gente?
Bueno, se les cae el mundo encima, por plasmar lo que hemos vivido. Siempre que se acaba la película hay un gran silencio, entonces dices ¿bueno alguien quiere preguntar algo? Nada, claro. Es un silencio de la gente que lo ha sufrido.
ACTO II: UNA EXCEPCIÓN EN EL “SECTOR”
Del conjunto de películas españolas que tratan sobre el tema terrorista, el tuyo es un proyecto muy diferente al que se muestra en el conjunto del cine español. ¿Cómo te sientes en un sector tan desconectado del tema que tú tratas?
En el cine español hay de todo, la verdad. Es cierto que afloran más los sectarios, de inclinaciones más de izquierda e incluso “antisistema”, sean directores, actores… Yo, realmente, no me siento muy del sector. Me interesa mucho el cine pero no el “mundo del cine”. En todo caso, hay que decir que los documentalistas no tenemos mucho glamour. Nuestras películas se hacen con equipos pequeños…no es como la ficción. Tampoco conozco mucha gente y no me gusta el entorno del cine.
De puertas afuera, aunque haya de todo en el sector, como dices, lo que nos llega al gran público, sean por declaraciones, galas de premios…es bastante sesgado hacia una corriente muy determinada de opinión que, realmente, no se parece mucho a la tuya.
Si, puede ser. Pero es en general, en todos los campos. Hay una conciencia de sobreestimación de la opinión de la izquierda frente al resto del mundo. Pero no es así, aunque son los que más hablan, y se arrogan la representatividad de todos. Esto es muy negativo porque hay gente que te dice “no me gusta el cine español porque es de izquierdas” y realmente no lo es. Este tipo de reivindicaciones tenía cierto sentido en el franquismo pero ahora no, en un mundo tan plural.
Respecto al tema de ETA, en particular, la visión que ha dado el cine varía desde una asepsia de igualar bandos, tipo “La piel contra la piedra”, por ejemplo, a thrillers como “Días contados”, “Lobo”… hasta el reciente humor de los famosos “apellidos vascos”. Sin embargo de las víctimas solo pareces hablar tú, ¿cuál es tu opinión de este panorama?
Tengo mi opinión pero quizá no sea la persona más adecuada para hacer el análisis. Mira, los que deciden las películas son los productores. Tú puedes tener un guion maravilloso pero los que deciden son ellos.
Si le damos la vuelta y las víctimas hubieran sido de la extrema derecha, no me cabe duda que se hubieran hecho muchísimas películas, seguro. La visión de nuestro cine, como mucho, muestra casos aislados adornados por una trama de acción de manifestaciones, fugas de terroristas… donde se omite lo más sangrante de la historia de esta tragedia, que son las víctimas.
Esto en sí ya define toda una actitud.
Desde el punto de vista humanitario, de narración y preocupación social de tantos años…que el cine español no se haya ocupado de las victimas es un objeto de tesis para el futuro, y eso dice mucho del sector, es cierto. Es cuando te preguntas: ¿qué atención ha tenido el sector sobre lo que estaba ocurriendo en su país?
Sobre todo en un tema que dura tantos años y permea toda la democracia
Claro. Por ejemplo, al crear “1980”, repasé las películas que se hicieron en ese año y en total se estrenaron 200 películas o así. Las más importantes fueron “El Crimen de Cuenca”, “Pepi, Lucy boom…”, había mucho destape, terror malo… pero ni una sóla sobre la violencia de ETA. Igual sucedió en el 81 y más años… nada. Es cuando piensas ¿y esta gente? ¿hacia dónde miraban?.
El problema no ha existido para un medio de comunicación tan poderoso como es el cine, entonces.
La conclusión en general de todas las pelis de los últimos 50 años, es que el terrorismo no ha sido relevante en España. Hay 50-60 trabajos en total … de las 4000 películas que, a grandes rasgos, se estrenaron. Y de esas, que salgan las víctimas pues son las mías, una de Querejeta: “Asesinato en febrero” y otra muy buena: “Los justos” que desgraciadamente tuvo muy poca repercusión al ser un documental mediometraje. Esa falta de prestar atención a un hecho tan doloroso e injusto… dice mucho.
ACTO III: EL PROYECTO: “HACER MEMORIA”
Por tanto, cuando empezasteis en el 2001, entrabais en un terreno inédito.
Si, como no lo había hecho nadie, comenzamos algo sin referentes. No había nada. Fue una sorpresa, ¿cómo no se les había ocurrido a otros? Puedes entender el tema del miedo. Pero eso si vives en el País Vasco, pero en Madrid, Barcelona, Valencia… en fin, hay muchas cosas que se te escapan.
¿Cuál fue su motivación para enfocarlo desde el punto de vista de las víctimas: justicia social, conciencia humana…? Mi secretaria, muy católica, me dijo ayer que te preguntase si eres creyente.
No soy practicante, la verdad – dice sonriendo – Tengo una cultura cristiana pero no me acerco a la religión. Digamos que tengo una “cultura humanitaria”. Te cuento una anécdota: yo tengo 3 hijas, mi mujer sí que es practicante y las lleva a misa todos los domingos. Bueno, de más pequeñas, en la parroquia había un cura joven, divertido… y mi mujer me decía, Iñaki pues a ver si vienes un día, verás que bien. Yo le saludaba por la calle al cura, un chico majísimo y tal… pero yo no iba. Entonces él se entero de las películas que hacía y le dijo a mi mujer: mire, que no se preocupe, que ya está, no hace falta que venga a misa, he visto su trabajo y con esto tengo suficiente.
Entiendo que lo que hago tiene un sentido personal claro, he elegido lo que quería hacer, y lo hago desde un punto de vista y responsabilidad ciudadana, humanitaria.
Desde 2001 con tu primer film, has ido evolucionando hasta tocar diferentes vertientes sobre el mismo eje.
Si, al principio, comenzamos con mucha rabia. Teníamos una ganas locas de hacerlo y poder expresar la rabia de lo que estaba pasando. Luego lo hemos ido elaborando intelectualmente y hemos ido progresando en diferentes aspectos hasta llegar a “Impunidad”.
Comenzamos desde el núcleo del dolor de las víctimas. Luego con el “Infierno vasco” lo ampliamos desde el exilio de la gente que se tuvo que ir; “1980” es la interpretación desde diferentes sectores como la sociedad, iglesia… y ahora, entre varios proyectos, elegimos este.
ACTO IV: LA OBRA, UNA NUEVA VISIÓN DEL DRAMA
¿Cuál es el origen de esta idea, muy diferente a las anteriores, en mi opinión?
Dijimos, ahora que se ha acabado, si no el terrorismo, sí la violencia armada… vamos a ver cómo está la cosa. Y nos encontramos con que, a estas alturas, había más de 300 casos sin resolver, aquí hay una película. Hacer memoria es esto. Vamos a hacer balance y luego interpretaremos. Investigar cómo está la justicia con las víctimas, ¿han pagado los terroristas con lo que han hecho?…. Si, es un proyecto diferente a los anteriores porque hablamos del presente.
Fíjate, yo conocía el problema desde una tarde en la presentación del libro en el Retiro de Madrid “Los agujeros del sistema” con presentación de María San Gil y Consuelo Ordóñez y testimonio de Ana María Vidal-Abarca. Me escandalizó la gravedad del tema. La palabra “Impunidad”, que da título a la película sonó varias veces, pero lo que yo oía realmente era “Complicidad”. ¿Cómo nos lo cuentas tú?
Hemos elegido casos muy diferentes. Lo ves y te tiras de los pelos, dices, ¿ni a mala fe, no? Hay muchas versiones cruzadas, habrá habido malas interpretaciones en algún caso… seguro que los asesinos han hecho lo que han podido para encontrar fisuras en el marco de la ley y escaparse, pero, en fin, hay muchas cosas. La película no da una repuesta y salen cosas contradictorias. No queremos ofrecer una respuesta, sino una llamada para decir ¿Cómo es posible que esto haya ocurrido aquí?
Desde luego, los casos escandalizan. En algo tan sucio y opaco como esto, donde la negociación con ETA, siempre presente y siempre negada hasta su consolidación con el gobierno que surge el 11M, desde un entorno de cloacas, amnistías, reuniones en Argel… si ahora se descubre que, desde el punto de vista legal una gran parte de los crímenes no se han investigado por el Estado o se han investigado mal… a mí, y esto lo opino personalmente yo, me viene a la cabeza una tercera palabra: “mentira”. ¿Qué has descubierto tú?
Es una lectura, desde luego. Yo la que hago, pues hay varios niveles de lectura en nuestro trabajo, es que a las victimas les han tocado todos los niveles posibles de injusticia: el olvido en un primer momento, la miseria en que vivieron por no tener ningún tipo de ayuda, posteriormente el tema de la justicia, además el ver que en tu pueblo salen los asesinos… Y parece que al acabarse la violencia armada se quiere bajar rápidamente la persiana de todo, desapareciendo colectivos de victimas casi “por inanición” dejan de tener presencia, interés político… En fin, lo que les faltaba, unido a una justicia que cae en saco roto.
Has dicho antes la frase “hacer memoria”. Mira, la alcaldesa de Madrid, lugar donde vivo y ciudad más golpeada por ETA, dijo hace tiempo en unas jornadas contra la corrupción y la delincuencia económica organizadas por la Unión Progresista de Fiscales y Jueces para la Democracia que: «los eslóganes de tolerancia cero» en cuestiones como corrupción o terrorismo «quedan muy bien» pero «no quieren decir nada» y deseaba que «los jóvenes empiecen a olvidar» el terrorismo en el País Vasco”. Por tanto, para algunos asuntos – cercanos y de sangre – hay que olvidar y para otros – cosidos por la distancia del tiempo y la ideología – no?
Evidentemente hay una intención de recordar una cosa y olvidar otra lo que supone un problema. Mira, esto lo hemos vivido todos, la guerra civil no y queda lejos. El presente nos implica y claro, nos genera problemas. Esto es una cuestión, además hay otra: nuestros nietos, como paso con la guerra civil, querrán saber lo que pasó con ETA.
FINALE: LA ESPERANZA
¿Qué esperanza podemos sostener, desde la gente que ha investigado y ayudado en su trabajo?
Hay varias personas que están apareciendo para reavivar esto. Se ha producido la catalogación de todos los casos, otros se consiguen reabrir… además una Asociación de Víctimas que intentan que los crímenes de ETA sean reconocido como de lesa humanidad… Es decir, todavía hay gente que, como hormiguitas, están intentando luchar, esto es lo realmente positivo.
Para terminar con buen sabor de boca, quería mencionar a un autor que he leído antes de hacer la entrevista: Fernando Aramburu. Me parece el equivalente tuyo desde la literatura. Nació el mismo año que tú. Al final, entre toda esta mentira, ocultación y crimen ¿van a tener que ser dos vascos de una generación determinada los que nos expliquen el tema al resto de los españoles?
Le conozco personalmente, magnífico, estoy esperando su último libro. Ojala hubiera más como él. Más libros, novelas, ensayos… que al fin y al cabo son más económicos que hacer una película. A los vascos, nos ha tocado el tema de manera muy personal, sí, lo hemos vivido demasiado cerca.
Ha pasado el tiempo, poco, nada. Nos queda todo por contar y más compañeros le reclaman. “Ha sido un placer” decimos. Aire fresco de un cruzado que no pisa alfombras rojas ni está en la pomada del “mundo de la farándula”, un tipo necesario, un notario documental y un artista, de los de antes, claro, de aquellos que, estudiando la realidad se dejan interpretar con y por ella. Salgo satisfecho al otoño de Castilla, mezclándome entre piedras medievales mientras caen hojas eternoretornistas, paisaje del presente absoluto de una Memoria que se niega a desaparecer.
Una entrevista magnífica que se aparta de las habituales preguntas, tan manoseadas por todos los periodistas que hacen su trabajo sin demasiado interés por el trabajo del personaje, esos que siempre hacen las mismas preguntas y se enrocan en los mismos tópicos. Tú te sales del carril y enfocas todo con más valentía, con conocimiento del tema, indagando en el interior del artista, sus motivaciones y su personal testimonio de una época y de unos hechos.
Me gusta ver cómo destacas la valentía de Arteta al llamarle «cruzado», porque lo es, y me gusta su postura de notario, de documentalista de una Historia que políticos y sociedad quiere olvidar sin reconocer el sacrificio y el dolor de las víctimas.
Artículos y entrevistas como ésta deberían llenar las páginas de los medios de comunicación para que la memoria Histórica no olvide un pasado de violencia terrorista, el sufrimiento de sus víctimas y la desidia y cobardía, si no traición, de políticos y sociedad.
Enhorabuena por tu trabajo. Muy bueno.
Magnífica y necesaria entrevista por Juan Miguel Novoa.
Mañana estrenó de Iñaki Arteta , entrevistado por Juan Miguel Novoa con arte y precisión que nos ayuda a ver el magnífico trabajo de entender como de enferma esta la sociedad ante las víctimas del terrorismo injustamente tratadas .
Gran entrevista. Arteta, además de hacer un excelente trabajo, es un auténtico cruzado.
Magnífico,Novoa.