Mercedes Ibáñez Huete
“Pasión” es una hermosísima palabra que define el sentimiento más profundo y fuerte del amor. Así hablamos de Pasión por la Música, por la Naturaleza, por la Literatura, por el ser amado…
Como sentimiento hay que controlarla y no dejar que domine nuestra voluntad y nuestra razón y podamos experimentarla como una sensación incomparable. Sin embargo la PASION, con mayúsculas, solo la encontraremos en esos días de sufrimiento que pasó Jesucristo, desde su última Cena con los amigos más amados, hasta su muerte, en la que entregó su vida por la Redención de los hombres. Así pues, la PASION para los que creemos en El, es sinónimo de REDENCIÓN.
Nos redimió naciendo en un humilde rincón del mundo, nos redimió con su palabra, con sus milagros, nos redimió cuando se sintió traicionado por uno de sus discípulos, cuando otro de ellos fingió no conocerle hasta tres veces, nos redimió cuando aceptó su destino y se dejó prender, renunciando a su defensa en el juicio ante los Sacerdotes y ante el Prefecto de Roma, nos redimió sufriendo burlas y enormes torturas camino del Calvario, cuando fue despojado de las ropas y clavado en la Cruz en presencia de su Madre. Nos redimió, al fin, dando su vida y pidiéndole al Padre el perdón para nosotros…
¿Existe mayor generosidad, mayor entrega?… ¿Mayor Amor?.
Todo ocurrió en una noche y un día y concluyó tres días más tarde con su Gloriosa Resurrección. Al fin se reunió con su Padre, con nuestro Padre y su obra en la tierra se completó. Y para mi es en ese corto e intenso período de tiempo donde reside la verdadera esencia del Cristianismo.
Me educaron en la Fe en Cristo, en su palabra, en el Misterio de su Nacimiento y en el de su Pasión, muerte y Resurrección. Revivir cada Semana Santa de una manera especial lo que estos días significan en mi alma, es habitual desde que de muy niña acompañaba a mi familia para orar en las Iglesias y asistir con emoción a la Procesión del Silencio en la noche del Viernes Santo por las calles de Madrid.
Tuve que llegar a la edad adulta para comprender el verdadero significado de la REDENCION, de esa PASION con mayúsculas que vivió aquel Nazareno hace más de veinte siglos, para vivir y morir por todos nosotros.
Magnífico escrito, Mercedes. Una gran Pasión.
Muchas gracias querida Belen.Un abrazo.