“La lectura forma parte de mi vida ya desde mi infancia y no hay un libro único sino muchos libros diferentes a lo largo de la vida. El buen libro es aquel que te atrapa desde las primeras páginas, que no puedes dejar aunque quieras y cuyo significado no es uno, sino que se hace propio más allá de lo que dice el autor; son esos libros cuyos personajes parece que quieren salir del margen de las hojas y lanzarse al mundo, para ser lo que su autor quiso que fueran”
PALOMA IURIS
DÍA DEL LIBRO, UNA ÓPERA VITAL EN 5 ACTOS
PRELUDIO
LOS ORÍGENES DEL ESCRITOR
“Lo más decisivo que ha ocurrido en mi larga vida fue el momento en que mi madre me enseñó a leer.”
AMANDO DE MIGUEL
Era en un pequeño pueblo de Zamora. Tendría yo tres años y todavía era amamantado. La única persona que tenía libros era el médico, don Gregorio, que asistió a mi madre en el parto. Todavía guardo como un tesoro el diccionario de latín que tenía don Gregorio. Ya digo que en el pueblo no había libros ni tebeos. Las primeras páginas que leí eran las hojitas del calendario, que se arrancaban cada día y contenían refranes, chistes e historietas. Mi abuelo Amando me dejaba a veces el periódico que recibía todos los días, El Correo de Zamora. Como puede verse, todo era letra pequeña.
Años más tarde, en el colegio de San Sebastián, bien provisto de libros y tebeos, me pegué la gran panzada a leer los Salgari, Verne, las historias de Guillermo Brown y muchas colecciones de tebeos que se guardaban en la biblioteca del colegio. En la adolescencia frecuenté la Biblioteca Municipal de San Sebastián, donde me embaulé a Chesterton. Por aquellos días la primera novela actual que leí fue la de Gironella, Los cipreses creen en Dios. Con quince años, unos compañeros de otros colegios y yo fuimos a visitar a Pío Baroja en su retiro de Vera de Bidasoa. Me dedicó un libro, el Aviraneta. Creo que aquel día decidí que yo también iba a ser escritor.
Durante la carrera de Políticas leí muchísimo. Siendo todavía estudiante escribí mi primer libro, una antología de Galdós. Luego escribiría 130 libros más. Tengo varios manuscritos de libros sin publicar. Ahora dedico mucho tiempo a leer novelas de la “edad de plata”, entre 1874 y 1936. Sigo escribiendo.
ACTO I
UN PASEO INFANTE
“La vida sale al encuentro” de Martín Vigil es el primer libro que me impresionó. Me lo regaló una monja de las Escolapias y así comencé, no sólo a entender a mis padres, sino a mí misma a través del lenguaje.
TERESA BLACKWOLF
RECUERDO A LOS MAESTROS
“Yo tuve un profesor de literatura cuando más o menos tendría unos quince años. Se llamaba Gregorio, Don Gregorio como él quería que le llamaran. Tenía fama de duro y yo, que era muy tímida, le tenía muchísimo miedo”
MARIA JOSÉ CERVERA
Me temblaban las piernas cuando me preguntaba algo. Pero aquel profesor con barba que miraba por encima de las gafas cuando me hablaba, no se qué tenía pero se me caía la baba oyéndolo recitar. Fue él quien hizo que me apasionara la lectura, tocar las hojas de los libros.Gracias a Don Gregorio que me encanta perderme por el interior de esas historias. Él hizo que tuviera ese amor por la lectura.
Me contaba que le tenía pánico a su mujer cuando entraba en la biblioteca de su casa a limpiar porque decía que a los libros no se les quitaba el polvo. ¿Pues sabes? no hay día que no le recuerde cuando soy yo la que quita el polvo de los estantes donde tengo mis libros. Falleció hace año y medio y nunca voy a dejar de recordarlo.
CRECER, APRENDER, CONOCER Y DORMIR
“El Sastrecillo Valiente”, mi primer cuento, ahí empezó la aventura. Debería tener cinco o seis años y aquel pequeño libro, recortado con el perfil del protagonista y con letras grandes y colores deslumbrantes, me descubrió que había historias que podía vivir a través de las palabras escritas.
TERESA SANCHEZ “MESETARIA”
Ya nunca he dejado de leer porque en los libros he encontrado mundos, emociones, vidas, paisajes y fantasías. He obtenido información, formación y entretenimiento. Los libros me han ayudado a crecer, aprender, conocer y a dormir.
No importa si son de papel o electrónicos, su contenido es un reclamo para que desee descubrir su historia. La ilustración de una portada, el rótulo atractivo de un título, el autor o, simplemente, mi curiosidad hacen que quiera sumergirme en ese conjunto de palabras, en el torbellino de páginas y que me contagie el espíritu que inspiró a quien lo escribió.
Cuando un libro me engancha me devuelve a mi infancia cuando escondida en el hueco de una ventana, entre el cristal y la cortina, devoraba las páginas de “El señor de Bembibre” y mi alocada imaginación construía aquel mundo para que yo viviera dentro de él. Por eso, porque vivía ensoñaciones literarias sin prestar atención a lo real, me limitaban las lecturas y vigilaban lo que leía. Eso creían ellos. Nunca descubrieron dónde escondía los libros que sacaba de la biblioteca o intercambiaba con amigas. Entre sus páginas aprendí la vida que no me explicaban los adultos y a interpretar el mundo con el olor y el sabor del papel.
Lo leía todo, los textos aburridos de mi padre, los tebeos de mi hermano, las revistas de corte y confección de mi madre o cualquier letra impresa que vislumbrarse por mis alrededores. Con el tiempo y los años, no sin la interesante intervención de una buena profe de Literatura, me tragué todo lo habido y por haber desde el Cantar del Mío Cid hasta la Generación del 98, sin contar los meses que me llevó El Quijote, por obligación, claro está, y que no saboreé como Dios manda hasta bien entrada en la edad madura.
Ahora, ya con buena parte de mi vida consumida, la lectura se ha convertido en otra experiencia de supervivencia. Es una evasión más que un placer, o un conocer e indagar sobre los estilos o formatos de la nueva, interesante y descomunal obra que existe y me desespero porque ya no tengo vida para leer todo lo que quiero.
LA AMISTAD FIEL Y ENCUADERNADA
“Aprendí a leer con El Quijote, siendo todavía muy, muy pequeñita. Y me pareció tan fascinante que me apresuré a hacerlo mejor cada día para poder ganarme el regalo de tan excelente obra maestra de nuestra Literatura que me prometió mi maestra, Doña María, si aprendía pronto.”
MARÍA BELÉN LÓPEZ DELGADO
No podía tener, aún, suficiente conocimiento para dar a este gran libro su verdadero valor literario, pero cuando lo tuve en mis manos, sentí veneración por él. Así fue como me empecé a llevar bien con los libros.
Los libros, como los amigos, los hay regulares, buenos y excelentes e influyen en tu vida de la misma manera, dependiendo del momento que estás viviendo. Abrir un libro es como abrir una alacena llena de tarros de muchas esencias. Cada libro es un mundo lleno de expectativas. Un mundo subjetivo en el que cada lector pone cara a sus personajes; caras, quizás, recordables pero no fotografiables.
A lo largo de toda mi vida profesional he tenido que pasar muchas horas de hotel que, de no haber sido por la compañía de los libros, se me habrían hecho muy tediosas. Una de las cosas imprescindibles en mi equipaje era ¡mi libro! Si, al abrir la maleta en el hotel, veía que me lo había dejado en casa, por un momento, se me caía el alma al suelo. Mucho antes habría preferido olvidarme el estuche de maquillaje o el cepillo de dientes. Me sentía en una extraña soledad, difícil de explicar. Echaba de menos la compañía de esa excelente “charla silenciosa” que te ofrece un libro; ese amigo que no pide más que la caricia de nuestros ojos paseando por sus páginas. Por esto, no me acostumbro, ni quiero hacerlo, al ebook.
No creo que tuviera más de 14 años cuando leí la gran novela, Viento del Este, Viento del Oeste y, de seguido, La Promesa, ambas de Pearl S. Buck, transportándome a ese apasionante mundo oriental por el que nunca he llegado a perder la atracción.
Luego cayó en mis manos Cumbres Borrascosas de Emily Brönte.
Recuerdo tantos que me han dado…horas de vida.
ANDAR, SABER Y VIVIR
«Han pasado muchos años desde la primera vez que descubrí que me gustaba leer. Leer para mí está ligado a momentos importantes de mi vida. Un libro, un lugar, unas personas que habitan en mi. Los maravillosos veranos en la casa de mis abuelos y me veo sentada en un precioso sillón hecho a mi medida por mi abuelo, un artesano del mimbre. Recuerdo cómo trabajaba aquellos palos duros que él moldeaba entre sus dedos nudosos ya deformados por los años»
TERESA CARBONELL
«Las aventuras de los cinco». Esos son los primeros libros que recuerdo a muy temprana edad. Yo leyendo en la sala de trabajo, sintiéndome importante, al lado de mi abuelo. Él mirándome de reojo y orgulloso de su nietecita, a la que sólo podía ver en verano.
Luego llegaron los libros que empezaron a marcar mis gustos y mi pasión por la lectura. Era devoradora de letras, como aquella vez en el internado, queriendo terminar los últimos capítulos de Gora, me introduje en el armario ropero y me tumbe en una de las estanterías y bajo la tenue luz de la bombilla continúe la lectura. Esa acción la repetí en más ocasiones cuando nuestra monja encargada apagaba las luces del dormitorio hasta que me «pescaron». Me impusieron el peor castigo, no leer durante los cuatro siguientes fines de semana. Luego siguieron otros muchos…El diario de Ana Frank, Orgullo y prejuicio, Cierto olor a podrido, de Martín Vigil, y ¡¡¡ el Principito.!!! Es el que sigo teniendo a mi lado y leo y releo.
Después de mi salida del internado tuve un tiempo que me olvidé de los libros..la adolescencia me llevó a otros caminos, a interesarme más por la música y cosas propias de la edad. Pero cuando algo deja huella en tu mente no se borra y volví a los libros con más fuerza y deseo de leer todo lo que cayera en mis manos. Un libro que me marcó fue: «Los renglones torcidos de Dios» Este libro lo terminé a luz de linterna bajo las mantas de mi cama porque mi padre me decía: Mari Tere, ¡apaga la luz, es hora de dormir! Muchos años después supe el porqué estuve tan enganchada a este libro que volví a releer. Después ya no he parado, siempre hay un libro a mi lado, libros que me han ayudado en diferentes etapas de mi vida…El primero que leí después de meses de estar sumida en un profundo pozo por el fallecimiento de mi hijo fue La mano de Fátima. Tardé semanas en terminarlo por falta de concentración pero lo terminé. Siempre me ha ayudado la lectura, a conocerme a través de lo que escriben otras personas, me ha ayudado a viajar, a desbloquearme, a tener sueños y a relajar mi estado, a conocer pensamientos de gente que vivió hace siglos y coinciden con los míos propios.
Leer es lo que hace que mi vida sea mucho más bonita. Todavía me falta mucho por leer y aprender y me quedo con esa frase de don Miguel de Cervantes: «El que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho»
ACTO II
DE ESPAÑA Y SU LENGUA: CASTICISMO Y CASTIZOS
LOS COÑONES
Mi pide mi gran Novoa una cosilla. ¡Qué digo “pide”! Me hace el gran honor de invitarme a escribir algo con motivo del día del Libro. Sobre mi libro de cabecera ¡me dice el muy bandarra buscador y salteador de pobre gente portadora de banderas verdes!
JAVIER GOTOR LLOVERA
Elegir un libro, y más de cabecera, es tarea jodidilla. Es como si de mi RCD Español me hicieran escoger un jugador a través de su historia. Los ha habido, geniales, magistrales, regulares, pedorrillos…pero los hay de esos que por alguna razón te caen de putisima madre.
Con los libros a mí me pasa lo mismo. Mi libro de cabecera no es El Quijote ni el Ulises de Joyce (antes me suicido en el bidé que leer ese coñazo progre) Mi libro de cabecera, el que suelo releer más veces, es uno de Alfonso Ussía. Se titula “COÑONES DEL REINO DE ESPAÑA” y hace una genial exposición de la muy brillante literatura satírica española a través de los siglos. Pero me encanta el tratamiento que le da a su abuelo. A ese gran autor, Don Pedro Muñoz Seca, vilmente asesinado por los hijos de puta “frentepopulares”, hoy denominados “buenistas defensores de la democracia y el diálogo”.
Y me encanta una anécdota que he releído muchas veces y que Ussía la escribe con su habitual clase y gracia. Resulta que habían fallecido, con pocos días de diferencia, una entrañable pareja que eran los porteros de la finca donde vivía el gran don Pedro, calle Velázquez 57. Uno de los hijos de la pareja le encargó a Muñoz Seca un epitafio para grabarlo en el sepulcro. Dicho y hecho. Escribió don Pedro:
“Fue tan grande su bondad,
tal su laboriosidad
y la virtud de los dos,
que están con seguridad
en el Cielo junto a Dios.”
Peeeo..entonces había que someter a la aprobación del obispo de la diócesis de Madrid la aprobación de todo epitafio. Y el cura aquel va y dice queMuñoz Seca no era nadie para asegurar que aquella pareja estaba en el Cielo y junto a Dios. Y don, Pedro, ingenio entre ingenios geniales, escribió un segundo modelo:
“Fueron muy juntos los dos
el uno del otro en pos
donde va siempre el que muere..
Pero no están junto a Dios,
porque el Obispo no quiere”
Cabreo monumental del prelado que le envía una carta a Muñoz Seca diciendo que “ni yo ni ningún representante de la Iglesia intervenimos en el destino de los difuntos por ser éste un misterio inescrutable..” Y don Pedro, claro…no tardó en clavar el aguijón de su ingenio definitivo con un tercer y definitivo epitafio:
“FLOTANDO SUS ALMAS VAN
POR EL ÉTER, DÉBILMENTE,
SIN SABER QUÉ ES LO QUE HARÁN,
PORQUE DESGRACIADAMENTE
NI DIOS SABE DÓNDE ESTÁN”
MORIR BAJO TU CIELO
“Es una novela que nos devuelve lo hispano, LO ESPAÑOL, en una de las versiones más íntegras, más reflexionadas y eruditas de las que yo recuerde de este pasaje, por desgracia apasionante y mal conocido de nuestra HISTORIA”
ANTONIO RODRÍGUEZ
“Morir bajo tu cielo” creo, humildemente, que es una Obra Maestra. Pero, sinceramente, no sé si porque es una gran Obra de la Literatura -no tengo en absoluto criterio para si quiera opinar de algo así- o porque con su genialidad, ha removido en mí unos sentimientos e ideas que me veo impelido a compartir; hace mucho tiempo que “ninguna otra cosa” había logrado excitar ese sentimiento.
“Morir bajo tu cielo”, es la historia de una gesta; cándida en su relato, pero de una profunda intensidad, compleja, sincera y arrebatadora en la vehemencia de su expresión léxica… Una obra redonda, donde la investigación, la trama y los personales, pero sobre todo EL LENGUAJE, EL ESPAÑOL, “LAS PALABRAS EN ESPAÑOL” constituyen un referente, una norma y un objetivo en el que fijar la atención…
Es una especie de piropo u homenaje a la compleja y amplísima historia de ésta nuestra lengua: EL ESPAÑOL… El verbo prístino y rebuscado que el autor utiliza es, en sí mismo, un viaje a la hondura de nuestro pasado y a la hondura de la historia que nos narra…. Como medio, genial para iniciar dicho viaje, nos propone algo tan sencillo de usar como un diccionario…
Sí, os lo advierto…Éste es un libro que hay que leer necesariamente con un diccionario al lado tuyo…
Este autor, de verbo política y genialmente incorrecto disfruta… se regodea, nos grita a la cara y con razón, cuán poco usamos y menos conocemos, la complejidad de las palabras y expresiones que, un idioma tan hermoso y exacto como el nuestro, permite “utilizar” a la hora de definir con precisión nuestras emociones…
Sagaz, oportuna e inteligentemente, el autor se ríe de nosotros, nos reta… Nos “vacila” mediante unos geniales “fuegos artificiales lingüísticos”, que constantemente nos confunden, y nos obligan irremediablemente a buscar el sentido de ese rizo léxico, asombrándonos posteriormente con su idoneidad y exactitud.
Es un juego; un maravilloso y emocionante juego al que jugar…
ACTO III
TRASCENDENCIA Y TIERRA, ENTRE EL CIELO Y CASTILLA
DE ROMPIMIENTOS DE GLORIA
ALEJANDRO SANZ PEINADO
EL primer libro es “El rompimiento de gloria” de Santiago Mora-Figueroa, marqués de Tamarón. Es un texto que se me metió en mis adentros hasta lo más recóndito del alma, no sé bien por qué. Quizá porque agavilla las cartografías del alma, de la de este servidor, amores y dolores, días de sal y días de azúcar, la mañana y la noche, la canción de los días que pasan; en una palabra, porque da cuenta de la vida, del esplendor y de la herida que es el humano pasar. Además los protagonistas de la novela parecen mi retrato: reaccionarios; pero «reaccionarios químicamente puros” como Merlín o el Hada Morgana, o como los Masai o las Clarisas Descalzas o el Dalai Lama. O como el capitán Aldana, tan valeroso guerrero como alto poeta, a quien Tamarón dedica un par de páginas espléndidas: «esa muerte (la de Aldana lanzándose a pie, por haber muerto su caballo contra los moros en Alcazarquivir, después de haberle dicho al rey don Sebastián: «Señor, ya no es tiempo sino de morir, aunque sea a pie») parece más germánica que estoica. Quizá Aldana era el último godo de España. Con todo su refinamiento italiano y renacentista […] pero al final le salió el «furor germanicus»… En el libro se repite, a modo de estribillo, una letanía que hago mía como moto o divisa de lo que nos queda por vivir:
I cannot give the reasons,
I only sing the tunes:
the sadness of the seasons
the madness of the moons.
El segundo libro que me ha dejado herido, y como cojeando para toda la eternidad, es la «Guía espiritual de Castilla», de mi amigo Pepe Jiménez Lozano. Es un viaje al corazón del mundo, a Castilla, pero a esa Castilla pobre y silente sobre la que se ha fundado España y la mar oceana y las Indias Antiguas y Occidentales y los Imperios, desde la Berbería a Flandes. Es la Castilla de muros de adobe y de ermitillas, de campos regados de dulces y deshabitadas amapolas, de blancos tesos y olvidados palomares, de vírgenes preñadas y arcángeles vengadores en la peana de una capilla desmochada de la que ya no se tiene recuerdo. Es la Castilla que ha tejido -oro y grana- los hilos de las Españas con esa aguja de plata que fue la fe católica y apostólica y romana. Un libro que no puede leerse sin temor y temblor, sin que los adentros se vean sacudidos por la hermosura que da la simplicidad y lo verdadero.
“YA NADA IMPORTA, TODO ES GRACIA”
“¡Quién me iba a decir a mí que aprendí las letras con algún que otro zapatillazo de mi madre!. Ahora se los agradezco porque eran más bien caricias que golpes.”
JUAN ANTONIO FERNÁNDEZ MARTÍNEZ
Una vez que aprendí a leer, como he sido un niño enfermo,viví todas las Aventuras de Gullermo Brown, de Richmal Crompton. Un mundo de aventuras para un niño que pasaba tiempo en la cama por una u otra enfermedad.
Pronto empezó a interesarme la Historia,sí,con mayúsculas: Admiré a Ivanhoe, a Leónidas y sus bravos 300 espartanos,al Cid,de tal manera que estos dos últimos son mis héroes.
Me interesó la Biblia, leí con fruición los Evangelios y me enamoré de como redacta el evangelista Lucas,tan cercano al mundo de los gentiles.
La vida de Sócrates,de Antonio Tovar fue un libro que me causó un impacto importante al ver como se «asesina legalmente» a un filósofo. Roma, Grecia,autores actuales, el Holocausto judío, Bauer, los criptojudíos de Julio Baroja, algún que otro teólogo, Rhaner, Gónzalez Faus antes de su deriva de ancianidad.
Y el libro, el librito que conservo como oro en paño es «El credo que ha dado sentido a mi vida: Yo creo en la Esperanza«, de Díez–Alegría, jesuita exclaustrado por lo que supuso este libro publicado sin licencia eclesiástica que es un soplo de esperanza.
¡Qué decir de la obra de Vicktor E. Frankl En busca de sentido,el hombre doliente…los tengo subrayados y releídos.
Y ahora, en mi madurez vital, sigo con la historia, sea pura o novelada, releo el Nuevo Testamento y pellizco en la Filosofía (Aún recuerdo cuando leí «La Consolación de la Filosofía”, de Boecio)..
No puedo olvidar a Bernanos y su «Diario de un cura rural« y las palabras últimas del pobre cura de Ambricourt antes de morir: ¡Ya nada importa, todo es Gracia!.
Leer es abrirse al pensamiento,de otro,de otros,contrastar ideas,reconocer que no sabes tanto como presupones,eso te acerca a la humildad. Leer mientras pueda,dando gracias a Dios por poder hacerlo…
ACTO IV
DÍA DEL LIBRO Y LITERATURA ESPECIALIZADA
“So many books have touched my heart and mind in many ways. Reaching for a book a literary quote or verse, often teach us, enlightens us and can transport us to another world for awhile. Being asked to choose a favourite an impossible ask. A book which resonsates for uniqueness both in writing style and theme would be The Museum of Innocence by Orhan Pamuk”
BRONAGH BONNER
EL SIGLO DE LOS CIRUJANOS
JUANJO NORIEGA
De nuevo celebraremos el próximo 23 de abril la conmemoración de un evento irrepetible , pero bajo la titulación del “día del libro”.
Hace tiempo que se viene oyendo un mensaje un tanto preocupante y corrosivo, como es:” la gente lee cada vez menos”, y eso parece sin duda que debe ser verdad por del “cuando el río suena”… Los “Libreros” nos podrían aclarar con algo más de precisión este asunto. ¿Será verdad que los sistemas pedagógicos y las tecnologías, han medio destruido el interés por la lectura activa y fomentado la vagancia de nuestros jóvenes por la facilidad de la “play”?
Daria para varios seminarios. Defender “todo está en los libros” es una apuesta quizás arriesgada, pero llena de verdad y contenido. Son reflexiones de hace mucho tiempo , de alguien que está en la “cara sur” de la montaña..
Si me preguntas sobre algunos libros que recuerde con especial cariño, te citaré uno que, claro, para mí tiene un contenido especial , por mi condición de cirujano, se titula “ El siglo de los cirujanos” , es un trabajo novelado de un periodo histórico muy trascendente, ya que relata un evento de capital importancia para el desarrollo de la cirugía cuál es la aparición y aplicación de la anestesia. Es un relato delicioso de episodios que a los médicos nos resultan tan familiares y te hacen revivir tus conocimientos de historia de la Medicina, que nos grabaron en nuestra época de jóvenes universitarios, por lo que todo ello es más “creíble” para nosotros , sin dejar de valorar que por su fuerza narrativa también “enganche” a lectores ajenos – aunque no del todo- a la ciencia médica.
Quiero decir que a todos nos interesa de alguna manera esa ciencia que nos brinda restaurar y restañar nuestra salud cuando se deteriora por infinitos motivo.
Bueno volvamos al principio, si es cierto que la afición a la lectura está en baja, esperemos de nuestros administradores, que ajusten la teclas necesarias para corregir errores didácticos y acomodarse a nuestros nuevos tiempos.
¿POR QUÉ LEEMOS?
MERCEDES IBÁÑEZ HUETE
Cuentan que el escritor C.S. Lewis, autor de la saga «Las Crónicas de Narnia» y amigo muy cercano de J.R.R. Tolkien, tenía un alumno que en todas sus clases se dormía. Él era catedrático y un profesor alabado por todos los alumnos. Sus clases siempre estaban llenas, por eso no entendía el aburrimiento de este joven. Un día se lo encontró en una librería comprando un libro y aprovecho para preguntarle cómo es que, a pesar de todo, leía. El joven le contestó con una frase que le había dicho su padre : «Leemos para saber que no estamos solos».
La verdad es que pocas veces nos paramos a pensar por qué leemos…y si lo hacemos…creo que nuestros gustos en la lectura se basan precisamente en esta frase. Yo no soy escritora, aunque me gusta poder contar lo que siento y pienso, sobre cualquier cosa que acontece …que afecta a mis sentimientos, a mis sueños, a lo que me rodea. Son reflexiones que definen parte de mi personalidad…de mi manera de ser y pensar.¡¡Ay…si supiera escribir!!….jugar con las palabras y expresar emociones…anhelos…dudas…fracasos…alegrías…tristezas…Contar la vida de hombres de honor, de héroes de nuestra Historia, de personas sencillas que se enfrentan a diario al devenir con valentía, con tesón, con ilusión por lograr un mundo mejor…El día a día de aquellos que no dudan en poner su vida en juego para descubrir la medicina que sanará a vidas humanas…de aventureros que descubrirán nuevos mundos, desde las profundidades de la tierra hasta los insondables y embravecidos océanos…de poetas enamorados que cantaron a la vida…al amor y al desamor…¡Cuántas cosas diría a veces… si supiera escribir!. Pero me basta con eso, con ese acto de amor que es expresar sensaciones…dejar que la emoción por algo determinado me inunde y tratar de ordenarlo en mi cabeza para que todo aquel que lo lea… me entienda…me conozca mejor. Las palabras y los sentimientos salen casi sin pensarlos y a veces atropelladamente …como si llevaran mucho tiempo apretados en una botella que acababa de descorcharse.
Creo que ahí estaba el verdadero yo. ¡Hay tantos maravillosos hombres y mujeres que lo han hecho!. Prefiero leerlos y describir con el corazón… a mi manera lo que me emociona de ellos. Disfruto con las reflexiones de mis amigos que me hacen vibrar ante cualquier hecho o circunstancia y trato de aprender siempre que puedo. Lo de «aprender», según van pasando los años, se ha convertido en una verdadera obsesión…Y ahora que el tiempo pasa casi a la vertiginosa velocidad de la luz…dedico todos los días unos minutos a este gran placer: LEER.
En estos días, todos los años homenajeamos de una manera especial, a aquellos que nos hicieron vibrar con sus historias, desde los clásicos hasta los más audaces y actuales. Poetas, dramaturgos, novelistas…todos a lo largo de la Historia emborronaron pergaminos, hojas de papel…con plumas de ave, con estilográficas, con entrañables máquinas de escribir… hasta el día de hoy en el que la tecnología les hace más fácil y más rápido llegar hasta nosotros…Y también todos, estoy segurísima, arrojaron a la papelera interminables palabras escritas en momentos en los que el placer de comunicar era demasiado doloroso para compartirlo… Y es que ese placer a menudo se convierte en dolor…es como amar a alguien y no ser correspondido…es ahondar en lo profundo demasiado y no querer que forme parte de nadie incluso ni de uno mismo…Y lo ocultaron…y trataron de olvidarlo… pero no lo olvidaron…Siguió ahí…esperando…Y de pronto un día surgió lo que se convertirá en eterno, para el deleite de las futuras generaciones…La obra maestra…la que nos emocionará y nos hará soñar…Aquella que causará inquietud y meditación…la que nos ayudará a mejorar…esa que abrirá sonrisas en nuestro corazón…y que para nosotros será casi, casi…inmortal. Porque no nos olvidemos nunca de que..
“LEEMOS PARA SABER QUE NO ESTAMOS SOLOS».
ACTO V
DE LA ACCIÓN Y LA INICIACIÓN
“Uno de los libros que me han causado mayor importancia en mi juventud fue » El Señor de los Anillos » Cada vez que leía sus páginas, me embargaba una profunda tristeza, pero no por ello dejaba de leerlo. No se porqué, para mí es un libro triste y cuando veo las películas, recuerdo esa tristeza”.
PILAR IBÁÑEZ
EL VUELO DE LA COMETA
FERNANDO VAQUERO BOTE
Debía correr el ya lejano año de 1965 poco más o menos cuando recibí como inesperado regalo de mi primo favorito un ejemplar de El Retorno de los Brujos, editado por Plaza y Janés. Debo señalar que hasta ése momento no era precisamente la lectura una de mis aficiones predilectas. Me gustaban los relatos de Julio Verne, y alguno de Salgari, acababa de descubrir con entusiasmo a Sven Hassel y poco más.
En el prefacio de esta obra figuraba esta introducción: “leer este libro es como volar en un cometa “ y ciertamente así fue y desde entonces no he vuelto al planeta Tierra más que esporádicamente para repostar, recargar baterías y volver a surcar el hiperespacio en mi incansable búsqueda de la desaparecida astronave Nostromo.
Desde que leí por primera vez ese texto mágico, mi manera de enfrentarme a la verdad oficial, a lo comunmente aceptado como ortodoxo, ha derivado felizmente a dudar siempre por sistema y sólo después de rumiar mucho vagando sin rumbo fijo más allá de Orión y resistir a duras penas la seductora llamada de lo desconocido, oculto tras la Puerta de Tanhauser mi espíritu escéptico pero abierto a las explicaciones que escapan a la lógica cartesiana, acepta las interpretaciones que se ofrecen a los diferentes enigmas que nos acompañan desafiando a cada momento nuestras estructuras mentales. Como muy bien señala Shakespeare en la quinta escena del primer acto de la obra a la que dio por título Hamlet, Príncipe de Dinamarca “hay más cosas en el cielo y en la tierra, Horacio, de las que han sido soñadas en tu filosofía”.
Nunca agradecí lo bastante a mi primo aquél fabuloso regalo, ni a Louis Pauwels y Jacques Bergier haberlo escrito. En algún lugar leí que siempre hay un libro esperando a su lector y si ése encuentro se produce no es inusual que provoque un grandioso cambio en el espíritu del lector, algo así como la transformación última, la Gran Obra a la que aspiraban los alquimistas auténticos.
Ese cambio profundo es el que en mi caso, debo a Le Matin des Magiciens que es su título en francés.
Quien experimente ése afortunado encuentro con su libro, tendrá un amigo para toda su permanencia en este plano existencial y siempre podrá encontrar, si persevera en la búsqueda, compañía adecuada a su estado de ánimo. Y ése primer libro revelación le pondrá en el camino de otros igualmente satisfactorios.
En mi caso concreto, otros textos que considero bendiciones son “La Isla del Tesoro “ ( que releo cada dos años casi de forma ritual) y “ El Señor de los Anillos ” . Y para solazar el ánimo recurro a las hilarantes peripecias de la familia Durrell, la disparatada protagonista de “ Mi familia y otros animales ” y es que hay libros y temática adecuados para cualquier lector y una visita a una buena librería bien surtida, con el espíritu abierto de un audaz explorador a buen seguro será largamente recompensada . Y no serán necesarios el revólver, el sombrero flexible ni el látigo del inefable Indiana Jones.
EPÍLOGO
UN DÍA DE DESCANSO AL AÑO
MARÍA TERESA LÓPEZ
Rocinante salta del libro el primero. Mira hacia ambos lados, un poco espantado por abandonar su establo habitual que son las páginas y las palabras. Relincha y se detiene con el belfo oteando el entorno.
El Hidalgo se despide de la plática aventurera del Caballero del Bosque y en un par de zancadas de sus flacas piernas deja atrás el capítulo XIV de la segunda parte de “El ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha” para montar sobre Rocinante.
Un poco más tardíamente, el buen escudero Sancho Panza bosteza y se lamenta por alejarse de la comodidad de las letras donde dormita cuanto puede entre aventuras. El burro sigue el lento caminar del panzudo Panza.
Como cada año en esta señalada fecha del 23 de abril, todos ellos han de surcar el espacio de la palabra escrita para saltar a la voz de los lectores que en bibliotecas, aulas de cultura, ágoras del saber, ateneos literarios, foros intelectuales, escenarios teatrales, centros de estudios, escuelas, universidades y espacios de erudición darán vida a los personajes de la célebre obra “El ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha”
Don Miguel de Cervantes se mesa la barba mientras ultima en el ordenador su trabajo por hoy. No ha dejado de escribir ni un solo día desde que dio vida a su hidalgo Alonso Quijano y sus trepidantes aventuras. Poco podía imaginar 413 años antes que Don Quijote le iba a reportar tanto reconocimiento mundial.
Sonríe entre dientes, con cierta irónica tristeza, al recordar su cautiverio en Argel, su prisión en Sevilla, la penuria económica que le acompañó toda su vida y su entierro carnal en funeral de pobreza.
Contempla con orgullo encubierto –pues la soberbia no ha sido jamás compañera de sus letras- su obra universal traducida a tantas lenguas como la Biblia y mueve el cursor de la pantalla para dejarla en negro.
Hoy es su día y los protagonistas de su novela más importante vivirán en la palabra hablada de millones de personas que le otorgan su reconocimiento eterno.
Bien se merece el Príncipe de los Ingenios un pequeño descanso. Mañana seguirá escribiendo en esa obra que jamás verá la luz terrena.
Pero así somos los escritores. No dejamos de escribir ni bajo el agua ni bajo la tierra.
FINALE
ROGE DAUTÓN
Lo encontré en la calle. Era un ejemplar con grafías tan extrañas que me pareció japonés. Fueron precisamente esos caracteres irreconocibles para mí los que provocaron la fractura de la metáfora y con ella mi metanoia. Ni siquiera el manuscrito Voynich había logrado en mi tal efecto.
Un libro no era más que un conjunto compacto y articulado de hojas encoladas, recubiertas por tapas y lomo de mayor dureza, manchadas con unos garabatos que llamamos letras y que funciona a modo de cámara de Wilson en la que podemos percibir una parte del alma del escritor que es el verdadero objeto de nuestra pasión.
Siempre las palabras levantan la vida . Y la estrenan. Como si fuera la primera mañana del mundo.
Excelentes todos . Muy buena idea de JM Novoa; Felicitacion!
El relato de Javier Gotor que tiene un autor que a mi tambien me gusta y mucho, Alfonso
USSIA me ha gustado un monton y me hizo reir, cosa que hace algunos dias que no podia.
A bientôt !
Excelent idée de JM Novoa! Muy bien todos !