Hoy recuerdo nuestro beso
desde el calor de mi cuarto:
yo más joven, tú tan neta
ambos tan esperanzados.
Fue una mañana de fiesta
de pompa y algo nublado
yo era un potro sin leyenda
mero aprendiz de Centauro.
Te observé de refilón
tú brillabas al costado
enfilé la última recta
y avancé a ojos cerrados.
Gesto fiel de compromiso,
como los besos de antaño,
que sellaban con la boca
brotes de un sentir innato.
Te besé con pasión fría,
desde un querer dilatado
como se ingiere una Forma,
desde una Verdad de iniciado.
La vida siguió su rumbo,
ritmos de trotes cambiados,
seductora de otras cuadras
que donan besos profanos.
Pero un día como hoy,
fiesta de patrón Santiago,
siempre vuelvo a mi beso
de Centauro Legendario.