Cuarenta años de Constitución y un único objetivo: la exhumación del General Franco, que se hará “en breve espacio de tiempo”. La Era Sánchez comenzó así, acelerando plazos desde la ambición de un presidente del gobierno llegado por urgencia de moción. El hombre audaz que asaltó el poder aupado de terroristas y separatistas, estos dos rejones patrios que excusan una legitimidad de laboratorio, se propone a dar el definitivo salto a la Historia.

La Historia, dogmatizada desde la idea subjetiva de “Memoria”, será la llave para conseguir tal propósito. Memoria, así codificada, que se introduce como una mátrix por la senda del tiempo para moldear muertos que se fusilan desde paredones arcoiris de un presente enfermo. Nada nuevo bajo el sol. Sobre todo en nuestra piel de toro tan cuarteada de mitos y apolillada de mentiras. Piel ya desangrada en su capítulo final por el hacha de la excusa más formidable y totalitaria: la eterna Ideología depredadora vestida de recuerdo forzado con rango legal. Coronada desde algo tan pomposo como es la “Verdad”, aquí ya no somos relativistas, comisionada por un conjunto de sabios, filósofos de partido, intelectuales orgánicos, vividores a cuenta, que, no sólo dictaminan la interpretación de los hechos, sino que penalizan a quien ose criticar sus conclusiones.

Sabemos muy bien, a estas alturas de la movida, que las ideologías no son más que tumores organizados que desembocan en la metástasis de la “utopía on the rocks”, esa absenta para tontos. La Memoria se hace Artificial como concepto exitoso y letal que provoca cambios en el espíritu, obligando a recordar lo que no ha existido y penando la disidencia.

Esta Memoria fatal, no se improvisa, no. Sólo puede calar en un organismo social muy determinado, mentalmente despreocupado, sin capacidad crítica y cuyas creencias se delegan en los medios de comunicación. El prejuicio, la frase hecha generan una pseudo opinión de brochazos, expresado en vozarrón primario con ausencia de matices. Nuestro organismo social tan dolorido, en su autoconciencia de culpa no asumida, quiere provocarse un Alzheimer para poder olvidar con excusa. Y lo más curioso es que ni siquiera sabe por qué.

Sucede que los hechos van más allá de cualquier memoria y sus consecuencias son palpables. Pero los hechos no nos interesan. El personal del barrio, como mucho, ve revancha de poderes o justicia, borrón del pasado, legitimación del presente… Pero en plazas más altas se ilusionan con saber que la Memoria hecha ley no es más que un pasaporte a Su República con atajo. Extraordinario mecanismo que permite juzgar legalmente una entera coyuntura desde el cambio de calles hasta la exhumación en valles llegando hasta la guinda que no es más que el debate trampa de la Jefatura del Estado y su origen. Más propicio, si cabe, desde el patético comportamiento de los representantes de la Casa de Borbón en nuestra tierra.

La Memoria así se desarrollará como una hidra en diferentes niveles. Y de tanto recordar lo que no fue, nadie acertará a ver qué se juega con un fuego que lleva a la autodestrucción. Y es que la incapacidad de asumir la historia es equivalente a violar la propia autobiografía. Se empieza queriendo olvidar y se termina perdido en el tiempo alimentando rencores y buscando una identidad a golpe de artificio, o cambios de género que ahora están tan de moda.

El embrutecimiento que no se ve es que, mientras unos sacan cuerpos a palazos con eco de risotadas entre las tumbas, los más listos se frotan las manos con Coronas mientras esperan la demolición de la Cruz, gran Victoria en fondo y forma de  Francisco Franco. La misma Cruz que apartó a moros y comunistas y que, cual relevo intergeneracional, se va pasando de hombre a hombre en la Historia Vital no Memorizada . Fuera de la visión de la Cruz dinamitada, quedará humo, nubes y se culminará el Nuevo Estado. Estado que con el cadáver putrefacto de  España ocultará su carácter abortado, mutilado, invadido, inmanente, de género desnaturalizado. Un Estado de Conciencia Alterada, en fin.

Es muy importante la exhumación porque desde ahí rá todo como la seda. Tienen dos años para quemar las naves y presentarse frentepopulistas y arrogantes para la gran final electoral. Como no hay ni habrá oposición, su victoria llegará de una forma u otra. La película se debe ver entera para lograr que nadie se equivoque, y si se equivocan que lo asuman. Lo que se busca es lo de siempre, la Cruz; y este símbolo entre mundos no se defiende en parlamentos sobornados.

1 thought on “DE EXHUMACIONES, CORONAS Y CRUCES

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