Llegó con retraso un equinoccio de otoño para alinearse puntualmente con la disolución de las Cortes. Curiosa coincidencia de espacios que abren la puerta inaugural a un tribunal superior que inicia campaña con un «decreto de exhumación». El «timing», como dicen nuestros políglotas analfabetos, no puede ser más preciso: equinoccio, disolución y sentencia. Da comienzo así una estación con vocación de ir más allá de sí misma en su pausa de caída de hojas. 

Se ve que nuestro doctor Sánchez, como gran César visionario que es, tiene el favoritismo de dioses, oráculos y demás deidades con toga . El destino le vuelve a poner «a huevo» una vía pavimentada a su gloria personal que juega con el progresivo embrutecimiento del espíritu de un pueblo. Si nuestra democracia se demuestra cada vez más incapaz de ser instrumento de ayuda desde sus sucesivos bloqueos, se descubre en cambio útil en su astucia para modelar la historia. Y es que, cuando se forja un pensamiento sobre la base interesada de la revancha y el revisionismo unilateral, no es fácil que se detenga en punto fijo. La destrucción tiene una inercia de piedra rodada sin parada fácil. Sabemos que «el tema» del Valle de los Caídos ni se inicia ni se para con Francisco Franco. Su montaje forzado sigue con José Antonio buscando una abadía, con punto de mira formal en la Cruz y conceptual en una corona que caerá en baja colateral inasumible e inevitable.

Frente a esta demolición calculada del pasado en tendencia caprichosa, es decir de la-visión-que-tenemos-de-nosotros-mismos reglada desde el poder, no podemos dejar de concluir que hoy se consolida una dictadura ideológica. Dictadura ya esbozada, subrayada y asumida que sólo permite una única visión de la historia para que así el presente esté controlado y el futuro sea predecible. Esto es de manual de «Primero de Orwell», por mencionar las fuentes, digo.

Lo más grave es que dicha operación esté «cementada» con cómplices tan asombrosos como escabrosos. Si penoso es el papel del Partido Popular, más lo es el de los ejecutivos vip que hoy rigen la Iglesia Católica. Los primeros no nos sorprenden desde hace tiempo desde su permanente exilio de principios con vía de corrupción tanto patrimonial como ideológica y moral. Más grave son los prebostes de esta Iglesia. Tras décadas de interesada amnesia con visible traición a sus mártires y sobre todo a su Fundador, haciendo de la institución burdel, mofa de su doctrina y praxis de encubrimiento como ya vamos descubriendo. Sirva esta fecha para inaugurar su particular Vía Crucis en un otoño sinodal donde bailarán entre el cisma y la apostasía, de Alemania a la Amazonia.

Miren, allá ellos. Franco, como todos los muertos, no tiene más tribunal que Dios y la Historia y para ambos hace falta tiempo y respeto. El hecho puntual es que hoy se ha sellado el fin de una idea de reconciliación que, buena o mala, siempre imperfecta para un pueblo tan complejo, ha sido capaz de traernos hasta aquí. Pero ojito, desde este punto en adelante, donde el consenso está formal y simbólicamente roto y la visión alternativa de la historia está penada y dogmatizada desde un bando, no sabemos cómo va a funcionar la alternativa. Porque, aunque haya un silencio que hoy está pendiente de interpretación, la unión está oficialmente quebrada, las responsabilidades abiertas, y la gente… HARTA.

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