La noche es contemplativa y más si cobija el sufrimiento de la enfermedad. Son noches de poco dormir y mucho cuidar. A todos nos toca un rol en la vida que cambia con las diferentes etapas. En ésta me ha tocado hacer de «dios», es decir, estar presente, despierto y dando amor. Los «dioses» nos justificamos por la presencia, mayormente, que da tranquilidad a los «niños» de la última edad. Así me encuentro en la confirmación de un cambio de ciclo que da sentido a mi vida en su encuentro. En estas noches he empezado a entender a Dios. Buenas noches.