-Hello,can I talk to McMurphy?
-Speaking!!!
Me esperaba la llamada, aunque no esa noche. A pesar de estar pendiente cada día desde que Alcides me avisó en un viaje puntual a Valladolid. Y es que las sorpresas, por muy esperadas que sean… siempre llegan con tiempo propio.»Carabela está deseando hablar contigo y me ha pedido permiso para darte tu teléfono de Irlanda. Le encanta lo que escribes.» Esa llamada me hacía más ilusión a mí que a ella. Y así se lo confirmé a mi amigo. Me puso al corriente del personaje, de su familia y que residía en los USA.
-hablamos en español,¿no?.
-«siiiii, of course»
Eran tiempos donde yo vivía en Irlanda, bautizado como McMurphy en las aguas de Internet, navegaba con un blog llamado «Nidos y Cucos». El puerto era LD, en una aventura que me cambió literal y espiritualmente la vida. Había pasado el 11M y ZP iniciaba la descomposición de España. La posibilidad de expresar tu opinión on line, destilar la rabia y el dolor en clave lírica cambió la existencia a unas cuantas personas. Muy pocas, como ya se vería tiempo después, pero muy importantes. Dublin, Jacksonville con Maria Luisa, Pucela con Alcides, Salamanca con la Mesetaria, Madrid con los Viscontis y Arturitos, Zaragoza con Cami, la Salobreña de Ecano, Barcelona con Roge… son un ejemplo de una hermandad de presencias virtuales con heridas patrias que no tardarían en encarnarse en amistad.
En aquella conversación de niños ilusionados, comenzamos riéndonos para terminar emocionados. Carabela tenía un tono de voz que rezumaba Clase, educación, fuerza y alegría. Una voz que olía a un hogar que te acunaba como si hablases con tu madre. Hablamos de Irlanda y Boston, siempre con nostalgia y pasión de una España que se destrozaba bajo la mirada de dos exiliados que conspiraban por teléfono. Me comentó que me había leído hace tiempo en diferentes portales – ahora ya prohibidos – y que se decidió a entrar en LD gracias a la ayuda logística de Alcides.
María Luisa, como todos aquellos tipos, tenía la necesidad apasionada de hacer algo, de denunciar el crimen matinal de un país al que se le desguazaba el alma. Y LD ofrecía unos blogs que, aunque técnicamente eran lamentables, daban un cobijo que a nosotros nos parecían palacios. Supe que esa llamada sería solo la primera. Seguimos la comunicación hasta que me trasladé a Madrid. Me invitó a ir a Florida, pero entre unas cosas y otras no se pudo.
Sin embargo, un día llegó el encuentro. Fue en nuestro Barrio de Salamanca, con presencia de su hermana y marido americano. Llevé yemas de Santa Teresa y dimos un repaso al Estado se la Nación en inglés, por deferencia a su marido, el cual decía que no entendía nada de esta España. Ni nosotros tampoco, le reafirmé. Nos dimos un gran abrazo con la promesa de vernos en América.
Carabela además era una artista, gran dibujante que se ofreció a hacer una portada de un libro de Alcides. De gran capacidad visual, me comentaba las colecciones de fotos con un rigor comparable a los análisis que posteriormente me hicieron la Rubia Amparo y la Mesetaria. El factor femenino artístico que tanto me ha aportado siempre.
«Tienes que hacerme fotos de balcones de Madrid.» me dijo como despedida.
Pasó el tiempo, seguimos en contacto…hasta que llegó el silencio. Silencio que en el nuevo mundo empieza en enero del 2020. Silencio que me pareció un tanto lógico al principio y preocupante al final. Le anuncié y ofrecí mandarla ejemplares de mis libros, pero no contestó. Hace unos días fue su cumpleaños. Pregunté a amigas hasta que, Ms Blackwolf en su eficiencia, encontró la mala noticia: María Luisa había fallecido y aunque me lo imaginaba en mi interior… me rompió.
Lo primero que pensé es que la petición de los balcones quedó incumplida. Recé y comprendí que cuando mire hacia la arquitectura de los madriles me acordaré de ti siempre, María Luisa. Será la forma de recitar mis «Kyrie eleison» a un ritmo de chotis de clemencia y homenaje mientras compartimos mirada en las alturas de Madrid.
María Luisa Villalba, Carabela. DEP