El Financial Times ha calificado a nuestra Jenny como “la segunda mujer más influyente del mundo”. Se queda a las puertas de ser la primera, que era lo que yo esperaba.
Estos premios son un termómetro de un presente absoluto y febril, que portan una idea muy definida, que puede ser mala o buena. Por ejemplo, espero con ahínco el de Yolanda Díaz como la mujer “más elegante del año». Galardón cargado de metralla y mala idea que gustaría mucho más a los enemigos de su partido, podemitas y demás víctimas de mi rubis, que al resto que están en la otra orilla. Significaría la tumba política de Yoli y lo están gestionando como broche de oro. Pero caerá a su tiempo, esperen.
Nos quedamos, por ahora, en el de Jenny. Premio protestado increíblemente por algunos que no se enteran del tema y quien paga y piensa a los “mass media”. Miren, si Jenny ha convencido al mundo entero de que el pico mutuo de Rubiales a la vista de todo el mundo, ha sido una violación en todo regla… tiene todo el derecho del mundo a dicha posición. Que un gesto del todo nulo e inadvertido, haya provocado el terremoto que ha provocado y sin opinión en contra alguna, es la INFLUENCIA más psicológica que hemos visto hasta el día de hoy. Por lo menos en vivo. Se dirá que el “Tema Rubiales” va más allá de Jenni, que este amigo de Sánchez debería haber estado fuera del cargo desde hace mucho tiempo, que es un personaje patético y que se lo tiene merecido… estaremos de acuerdo. Pero la clave es que a este sujeto le han echado por la jugada de Jenni. Jugada que inicia ella sin advertirlo pero que fue gestionado en 24 horas desde sindicatos, políticos y chiringuitos diversos para hacer ver a todos la transformación de un gesto invisible en un concepto demoledor.
Y el títere fue Jenny. Y eso hay que reconocerlo porque tiene su mérito. El mundo de hoy es virtual, sucio y de una falsedad que se mueve por prejuicios, influencias y miedos. Aquí es donde podemos encontrar a las Jennys cuyo premio total del año, aparte de esto, será presentar las campanadas. Que no le falte de nada.
Enhorabuena