Hoy es el día de San Ignacio y yo me acuerdo de Cami. Si un día nos unía es éste. A nivel de amistad, claro, porque a nivel de camarada, político, de trincheras…sería cualquier festividad patriótica. Desde luego la política por más profundo que sea el territorio, está muy alejada al sentimiento religioso. Más si cabe cuando la religión, para Cami y para mí, no era un mero asunto “sentimental”, sino que formaba parte integral de nuestro ser. 

Ignacio creó a los Jesuitas, lo que viene a decir que España creó a los españoles. Cami y yo pensábamos que tanto el Santo como España son intocables, pero sus “víctimas” pueden dejar mucho que desear. En estos tiempos, claro. La historia siendo finita es larga, y no conviene dejarse abducir por la mala suerte de haber nacido en un vertedero histórico. Cami y yo, aparte de ser un tanto “esencialistas” teníamos una visión histórica que se basa en la Esperanza y en la Tradición, dos puntos para agarrarse cuando el larguísimo presente, no da más de sí. 

Si, cada vez me acuerdo más de Cami. Lo reconozco. Secuestrado entre españoles que no saben lo que son y Jesuitas que se inventan lo que no son… me encuentro perdidos. Ambas especies están camino de extinción, loquehay, pero me consuela este recuerdo, porque yo, ya ves, ya solo hablo con los muertos, amigo. Esos que están tan vivos.

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