Arde Madrid en las últimas semanas, más desde aquella tormenta que oscureció la capital al mediodía dejando señales y un calor espectral que nos despierta al amanecer entre ruido de helicópteros. Es la síntesis de un mundo que explota cada vez más cerca en un viernes negro de invasión por dentro y por fuera.
En ese entorno tan perturbador, madrugamos el sábado a la cita de la Junta de Accionistas del nuevo periódico de Pedro J, “El Español”. Me entierro en el metro de Serrano para salir por la boca caliente de Campo de las Naciones donde los caminos se bifurcan entre IFEMA y el Palacio de Congresos de Madrid. Me arrastra una oleada de juventud efervescente y tatuada con pantalones caídos y piercings hacia la primera. Van al Mulafest, extraordinario festival de tendencia urbana imprescindible para conocer estéticamente lo que les pasa a las tribus de asfalto. Esquivo la energía púber y sigo al lado opuesto siguiendo la explanada del sol mientras me paro a tomar un cortado:
“¿Vienes a lo de Pedro J?”
Una dama con pamela se presenta así mientras pide su café con leche en taza para que no se queme su mano anillada. Viene de lejos y me explica sus expectativas al comer la tostada. Caminamos agigolados hasta el cartel del «check in» que contrasta con la Ñ del ESPAÑOL entrando en un auditorio amplio de temperatura soberbia.
Una pantalla muestra destellos de azul sobre una larga mesa con 13 sillas donde se sentará el consejo de administración. Me acomodo atrás en la esquina, mi posición para disfrutar eventos y entre los perfiles del personal accionarial sobresalen la personalidad estética de Agatha Ruiz de la Prada, saludando a personalidades que van llegando a sus puestos: el carisma gigante de Jiménez Losantos, la melena rubia de Tamames, la gravedad de Vidal Cuadras… Se acerca la hora y el personal ya acomodado se deja caer para que, a través de una puerta dibujada virtual, aparezca el gran personaje duplicado bajo su foto de tirantes y dando la bienvenida a todo su equipo.
Pedro J desprende entusiasmo cuando, de pie encabezando la gran mesa, califica a los 5.624 socios como “la sal de la tierra” prometiendo no defraudar en su proyecto. Habla con las manos y la sombra de los focos nos revela el director de orquesta que es. Entona un preludio de declaración de intenciones, muy entonado desde una mordaza ya arrancada, que nace como una arenga de misión. No hay papel ni en el nombre de su empresa ni en sus guiones.
Presenta a Eva Fernández, como ‘primera mujer consejera delegada de un medio de comunicación’ y a partir de ahí toma la palabra para hablar del modelo de negocio. Eva es una comunicadora ágil y pragmática, perfil tecnócrata que da una visión general del gran desafío con que se encuentra la prensa actual. Una gran lección del sector y su estructura, desde los Ingresos publicitarios hasta los nuevos formatos y desarrollo de una forma de contar las cosas y que sea rentable.
Miro a mi alrededor y se ven rostros magnetizados ante lo que ven, convencidos. Está claro que la mayoría que están aquí no están por la rentabilidad, la cual sería necesaria, por supuesto, para el sostenimiento del proyecto, sino por otra cosa. Mientras se van presentando a la plantilla técnica en formato casi de familia, técnicos jóvenes debaten con invitados-aliados como son las grandes plataformas de las redes sociales y del diseño web.
PedroJ es la llave de esto, claro. Conoce el juego, sabe jugarlo y se siente protagonista. Vuelve a escena para resumir todo lo expuesto en un último vídeo que se fragua en un logo: el león hispano. Con su simbología de siglos de historia de España en minutos, Pedro J se está explicando a si mismo sutilmente. Pienso en sus 40 años de experiencia profesional en estas décadas de una España que se cae, años de transformaciones tanto personales como sociales, me acuerdo de Zaratustra y las transformaciones del hombre desde camello a niño pasando por el León. Este hombre transmite entusiasmo porque se lo cree, se reinventa a sí mismo y no puede estar quieto. El león de Nietzsche viene a ocupar mi espacio cuando veo la ultima foto de cachorros con tabletas, metáfora ultima del paso de testigo entre generaciones.
Salimos al canapé y todo es jamón ibérico y entusiasmo compartido. La mujer de la pamela se sofoca en su melena rubia mientras come pinchos de salmón y con invitadas de la España del otro lado del hemisferio hablamos de literatura. Las cosas a lo grande o nada.
Gracias, pero me ha sabido a poco.
¿Habrá un continuará?
Gracias,amigo. Para el entreé está bien. Tendremos oportunidades para más muy pronto. Abrazos.
Buen artículo.
Levantada acta del nacimiento de la nueva criatura. Veamos cómo es amamantada y cómo evoluciona.