El calor ha hecho desaparecer el aire de Los Madriles dejando mustia la bandera en Colón que yace amortajando la verticalidad del mástil.
Es observada fijamente por Blas de Lezo, firme y gallardo, en pie de guerra con sus piernas hechas de voluntad. De Lezo está vigilante, posando frente al sol con gesto satisfecho. No en vano, hace unos días su memoria fue honrada en Guecho, cuando una fragata que porta su nombre desembarcó para recibir con honor la Bandera de Combate. Fue entregada con pompa y circunstancia, ante la asistencia entusiasta de los vecinos, representantes de su patria y, por supuesto, clamorosas ausencias de los caciques de su tierra local – que se excusaron con la educación que les caracteriza – . Pero estaban sus paisanos, claro, pues el héroe no es más que la llave maestra que une el firmamento de los principios con la sal de la tierra, obviando esa molestia intermedia y taponadora como es el establishment de turno.
Fue un éxito tan clamoroso como invisible a la gran mayoría del matrix mediático, cosa que no es una sorpresa para el “medio hombre” que, como él puede dar fe, sabe bien que costó mucho que le colocarán al lado de Colón. Proeza que se consiguió, no por interés de los prebostes de la cosa sino por suscripción popular, ya que el poder ya había colocado antes que a él una plaza tan absurda como incomprensible, al enemigo anglo con excusa de dama de hierro.
Pero al Almirante, le da igual, sigue mirando a lo que importa, a la bandera caída, agotada de calor y desprecio que parece colgar ahorcada. Pero sonríe, a pesar de todo, porque recuerda que también este finde, en territorio comanche nada más y nada menos, se ha producido un homenaje que batido todos los registros. Más de 600 ánimas abandonadas por sus supuestos representantes han peregrinado al hogar de un cuartel, más casa cuartel que nunca a besar un símbolo que cubre desde la tierra a los antepasados para ejercer una catapulta al corazón.
El almirante sabe que hay fidelidad ante tanta felonía. Sonríe contento con esos dos recuerdos pero, sin embargo, no está cómodo, no puede estarlo. Su bandera por la que ha luchado tanto hasta dejarse media anatomía para engrandecerle el corazón está despreciada, excepto por estos pequeños grupos que son como el “resto de Israel”. Curiosamente su patria está cuarteada de banderas que amparan la división. Incluso la ciudad que acoge su figura está engalanada estos días de otras banderas nuevas que llaman a venerar. Nuevos lienzos de género bañados de ideología, bellas por fuera, muy oscuras por dentro. Su patria está cubierta por banderas inmanentes que contrastan con aquella trascendencia por la que murió; emblemas de desunión frente a la suya, que creaba hermanos y no enemigos.
Blas de Lezo piensa y parece fruncir el ceño, sus facciones al sol sudan brillo de hierro en un Madrid que arde mientras anhela fundir el espíritu en nueva carne ansiando comenzar de nuevo.
Excelente relato y buen retrato a la realidad.
saludos
Gracias, Paco. Se bienvenido a esta, tu casa.
Me apasiona este enorme personaje, el más grande de todos los tiempos. Me alegra mucho que se le haya hecho justicia en su tierra natal, aunque no pagaremos la deuda que tenemos con él hasta que no sea archiconocido por todos los españoles (en las escuelas, Universidad, talleres, fábricas…etc.).
A ver si así nos imbuímos de sus valores, coraje y amor a España.
¡¡¡Viva D. Blas de Lezo, Viva España!!!.
Estoy muy de acuerdo, Isabel. Debemos inspirar nuestro hacer con el ejemplo de estos héroes. ¡Viva España y sus héroes!
Excelente post. Hay que seguir recordando a este HEROE, dia tras dia.
Espero que hagais una visita al blog que estoy haciendo para seguir honrrandole, http://fragatablasdelezo.wordpress.com
Un saludo
Gracias, amigo. Te sigo el blog. Un abrazo
La fragata «Blas de Lezo» recibe en Guecho la bandera de combate, «que nos representa a todos los espanoles»
Claro,profundo,sincero y soñador.Un abrazo Fernando.
¡VIVA ESPAÑA!
¡ICEMOS NUESTRAS BANDERAS!
Por qué será que uno de los mayores héroes de nuestra Historia ha tenido que ser rescatado del olvido de las biografías y conmemoraciones oficiales por el pueblo, y ser puesto en el pedestal que le corresponde por suscripción popular, a regañadientes del Gobierno, que ha sido arrastrado a ello, ante la avalancha de peticiones.
Por mucho homenaje que le hagamos,recuerdos y estatuas,no podremos pagar jamás a tan majestuoso patriota lo que hizo por su&nuestro país hasta que todos los centros de enseñanza y libros de texto divulguen las azañas del hombre que dio todo por su patria a cambio de tan poco…….