Me manda un amigo una frase que ha dicho De Prada, Don Juan Manuel:
«el consumidor de pornografía convencional acabará consumiendo pornografía alternativa, hasta que llega el día en que desea también consumir pornografía en la que aparezcan niños».
Y me la manda con un comentario crítico, a ver que me parece, porque sabe el capullo como pienso. Cambio pues el tema de mi artículo y le respondo con cariño.
Siempre que se menciona a Prada, en sus frases polémicas, los enemigos le introducen sibilinamente como “el autor de Coños”, en media sonrisa malévola que quiere descalificar al autor. Yo leí “Coños” en la mili, curiosamente me lo ofreció un soldado que, si bien no parecía muy ilustrado, le llamó la atención el título. En aquellas épocas yo estaba con Tolstoi y el grupo de soldados poetas con Bukowski, lo que nos enriqueció unas grandes tertulias literarias entre acampada y cetmes. “Coños” me pareció un buen libro, ni porno ni erótico, sino costumbrista del joven que escribe en lírico de algo que no ha visto en demasía. Lo cual siempre es bueno para que la imaginación se haga barroca y no se ate al positivismo que vulgarice una cosa tan importante como es el que da el título al libro. Seguimos leyendo a Prada entre altibajos de “La tempestad”, el libro más famoso y, personalmente, el peor con diferencia, hasta quedar maravillado con “Las máscaras del héroe”, novelón que para mucha gente es la obra de su vida. A partir de ahí me desconecté por repetitivo hasta que volvimos a reconciliarnos con sus escritos de ideas.
De Prada sufrió una conversión que nos acercó peligrosamente. Muy identificado con su pensamiento todavía oigo su magnífica serie de debates en “lagrimas en la lluvia”. Nuestro autor no cae simpático, claro está. Aparte de la pedante y cansina forma de hablar, pertenece a la sacra ínsula del pensamiento reaccionario y conservador, excepción brutal y necesaria frente al pensamiento marxista que invade la mátrix actual. Esta visión nos une frente al marxismo zurdo – que se llama revolucionario o socialdemócrata – o diestro, que acapara mayormente al liberalismo. Planteamiento, of course, negado con ansia escandalosa por ambos bandos, pero el esquema de la dialéctica económica está en la raíz, se haga bailar la idea a un lado u otro.
Pero no importa, me enrollo, no quiero hablar de eso y seguro que mi amigo ya está maldiciéndome. La frase interesante hoy es la pornografía y su relación con la pedofilia. De un tirón así dicha resume un problema demasiado rápido y quizá demasiado lúcido. Negar que la materialización de la persona con objetivo de gozo egoísta produce cáncer moral y soledad sería una ceguera. Esa actitud tiene consecuencias siempre, y es negativa. Desde el ensimismamiento personal hasta la ruptura de pareja como primer efecto es innegable. De ahí hasta mayores calamidades, incluido el suicidio, sin duda habrá varias rutas, pero la utilización obscena del deseo es un tobogán imparable hacia el vacío.
Se dirá que De Prada ha exagerado, aunque yo no lo creo. Pero en cualquier exageración de este autor hay más verdad que en todo el pensamiento meapilas y buenista que nos rodea.
En fin, que mi amigo se ha cabreado con mi respuesta. Eso es bueno, pues las amistades no crecen con palmaditas en la espalda, sino con leches nobles y bien dadas que forjan tanto el corazón como los nudillos.
Cheers