He visto “Canciones para después de una guerra» muchas veces. La última en mis cine Doré. Fue una tarde entre semana de primeros de año y en la sala estábamos los de siempre y muchos más.
Se apagaron las luces y los acordes del «cara al sol», uno de los grandes poemas de lengua castellana, abrían la pantalla en trance para contar una historia de España hecha música y añicos. La película es documental, estrenada en el 76 y finalizada cinco años antes. Parece ser que, aunque las imágenes estaban aprobadas por la censura, su fusión con la música producía un efecto incómodo.
Era lo previsto, tratándose de Basilio Martín Patino, documentalista ácrata y salmantino. El montaje en el cine lo es todo, o casi todo. Supone el equivalente de la literatura en el celuloide y, a partir de un material rodado, la forma en que se monte nos descubrirá una película distinta. Más si el material en este caso, es de archivo y guiado desde una música que la interpreta.
La película no tuvo mucho éxito, pues la España desarrollista no estaba para recuerdos de hambre en colores sepia, y la crítica, ya burguesa y criada en el régimen al que quería destruir, se hacía por unas ideas y estética distinta.
Nuestro director es un artista con mente libre, sin Goyas ni premios ni lobbis. Con proyecto personal claro, me dijo la tristeza profunda que inunda su obra, estado de ánimo que se desarrolla con inteligencia en las»canciones», o tristeza de provincias como en las «cartas a Berta»,o tristeza de muerte, como en los «queridos verdugos», tristeza de pretérito imperfecto en todos ellos.
Sin embargo, su obra no se quedará entrada ahí, ni como testimonio ni como estilo exclusivamente. Así como hay autores cuyo trabajo se hunde en el momento, hay otros cuya obra se desarrolla en el tiempo, ampliando su sentido.
Nos despide un autor de Culto con mayúsculas y su mundo está sin entender ni valorar como se merece. Hay artistas que nacen póstumos y cuyo arte necesita de tiempo para brotar. Patino es de esos. Canciones es una de mis películas, me ha producido diferentes estados emocionales en cada visión y no está agotada en mi conciencia. Tengo la impresión de que habla de mis secretos y de todos los misterios de esta tierra nuestra.
Producir ese revuelto en las almas es labor del artista.
Gracias, Basilio Martín Patino. Gracias y DEP