Se acelera la historia en este otoño recalentado que comenzó en otoñazo y parecía traer fríos con vocación de permanencia. Pasa tan rápido el tiempo, que en el pasado finde se intentó alargar la vida metiendo entre sueños una absurda hora de mas, y en ese estiramiento antinatural, se abrió un nuevo boquete nacional dejando una subida de marea que amenaza con hundirlo todo. Se vio ayer, con redadas en un Madrid de resaca de lunes, y todos fingimos sorpresa, con jeta de asombro, cuando otra legión de prohombres engominados se procesaban en otro capítulo del eterno desfalco hispano.
Hace décadas, me comentaba un amigo coleccionista de arte, salían diariamente a Ginebra camiones desde Castilla con obras de arte y hoy, que ya no hay arte por eso de la deshumanización posmo, la belleza solo reside en el efectivo que vuela a la única patria y verdadero eterno exilio de las élites: las Suizas que siguen engullendo la sangría dorada del oro ibérico.
No hagamos el paripé ni exclamemos, como en la peli Casablanca decir al inspector Renault “¡qué escándalo, qué escándalo, en este local se juega!”. Desde que he regresado a España, la repetitiva conversación de la corrupción del ladrillo, alcaldes, constructores, financiación de partidos… estaba encima de la mesa y debajo de las alfombras. El famoso teatrillo llamado Democracia española se hunde por el peso de fango que sostienen las élites y que a la vez sostiene al casino nacional. No hemos visto lo más gordo pero el agua va llegando hacia arriba y así pasamos por los corruptos 80 de OPAS, biutis y pantalones rojos en la costa al caos cutre del siglo XXI que inaugura el sprint de un semestre definitivo y eternoretornista. El cul de sac cuyo destino será estallarnos en “otras” elecciones municipales, si, esas que algunos ingenuos desprecian porque “lo que nos importa son la generales”.
Pues no, España cambiará definitivamente antes que la generales, y el espabilado, que se vaya poniendo las pilas y eligiendo posiciones en trincheras. En este último ciclo, el primer golpe final se dio en las Europeas (esas que tampoco valían para nada) y el segundo será en Mayo a los que se va a llegar en un clima más allá que irrespirable.
Tiempo propicio para visitar la historia para hacernos una idea. Los países sin inteligencia se mueven por instinto, y ese siempre es exacto y previsible mientras que las ideas son una posibilidad a la apertura del destino por la libertad. Aquí no las tenemos y el embrutecimiento marca una dialéctica hegeliana que lo envuelve todo hacia una espiral interna.
En seis meses nos jugamos cincuenta años, o el personal despierta, o a partir de ahí empezará otra historia: la de siempre.