De las pocas noticias que ofrecen algo, siquiera algo de frescura en estas épocas oscuras donde los partidos políticos eclipsan la Realidad, es la presencia de “los espontáneos”. Noticias agridulces, eso sí, a pesar de la razón y honestidad de dichos personajes que, llegando como fichajes estrella del mercado de primavera, no tardan en ser engullidos por los monstruos que les han fichado con ayuda de los medios.

El primer espontáneo en aparecer a la orilla supuestamente “conservadora” fue Don Fernando Paz y el último, por ahora, es Suárez Illana. Ambos llegaron con muy buena voluntad para, en su libertad, decir algo difícil con lo que muchos estamos de acuerdo, pero que son inasumibles para la esfera política profesional. Porque en esta época donde la palabra “libertad” se masca hasta la médula y ha servido como la gran mentira y mito fundante de nuestra democracia, basta levantar la voz para decir una verdad honesta, personal e inconveniente para que las maquinarias mediáticas linchen al protagonista.

En el caso de nuestros dos protagonistas hay diferencia de matices pero descubrimos una unión más importarme. Mientras que el señor Paz engloba todo un pensamiento con el que la España tradicional de derechas real – no nominal-  no dudaría en apoyar en muchísimos aspectos. Lo que ha dicho Illana es limitarse a una verdad concreta y puntual de puro sentido común de acuerdo mayoritario entre el electorado “de derechas” hasta hace como quien dice, cuatro días, en esa España en proceso de extinción.

Ambos, en su espontaneidad fuera de guión, han desplegado un discurso no aceptable por factores que van más allá de los partidos políticos, en plaga supranacional y que marca todo un Sistema dogmático. VOX tuvo una oportunidad clave para sostener a un tipo importantísimo cuando se tuvo que retirar ante un linchamiento nefasto y orquestado. Tipo que además no tiene cabida en ningún otro partido del arco parlamentario y que abandera la guerra más importante que hay: la Cultural y de la Vida. Les pudo la presión y la falta de rodaje, lástima de oportunidad perdida para mucha disidencia que por cositas así decanta el voto. Del PP y su lamentable reacción a las palabras de Illana, no nos sorprende nada pues, aparte de negociar los principios según sople el aire, dominan el cinismo desde siempre y así matan con más limpieza: prietas las filas con Maroto, colleja a Illana, aviso amable “de eso no se habla, coño” y a aguantar que la farsa mentirosa del voto útil les haga gobernar. Como hoy, como ayer, como siempre.

Pero lo más patético, una vez más, yendo más abajo de todo esto, es ese electorado propagandístico al que la verdad de lo dicho por los espontáneos ni les interesa ni apoyan aunque estén de acuerdo, haciendo así el juego sucio a las directrices políticas de sus amos que sólo ven encuestas. Electorado que, investidos con su “pensamiento brocha”, apoyan frentes de opinión primarios y que, sin fisuras ni autocrítica alguna, siguen sin saber realmente qué es lo que se juega en estas fechas. Y nadan a ambos lados de la orilla pues, en el fondo y forma, son peones intercambiables.

Frente a la masa, demos gracias a estos dos espontáneos y a los demás disidentes sin eslogan para que, en actitud crítica y conciencia de palabra, pensamiento y voto, sigan diciendo sin miedo lo que hay que decir.

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.

ACEPTAR
Aviso de cookies