¡No arranquéis las medallas a la Historia
para tatuar su pecho con fracaso
de ideas mates, con luz ilusoria
preñada de odio y pensamiento laso!
¡Tampoco idealicéis una memoria
de una desgracia que dejó en su ocaso
más caídos en cunetas sin gloria
que héroes de un frente hacia el parnaso!
Agitar un tizón mal apagado
se excita en ascuas como un arpón que arde
buscando cerco al corazón helado.
Imploremos que el Cielo nos resguarde,
forjando del Dolor algo Sagrado.
Antes que sea demasiado tarde.