«Toposteo ha dejado su bahía y camina, Vieja Guardia, por las letras de un Madrid de sol picado y hojas muertas. Medita, mi hermano, entre su corazón y el empedrado pareciéndome una fusión gaditana entre Séneca y Hamlet. Rompe su reflexión en parada brusca al fijarse en un restaurante portugués, “otra Hostería del Laurel” le adivino pensar, taberna fantástica donde se cita un exilio lírico e interior en el crepúsculo del año.»
Era noviembre del 17 en Madrid y caminaba con la Mesetaria al encuentro con Don Rafael Viñas, Toposteo, Séneca de la Bahía. Pareja de leyendas que, engendrados del mundo de blogs de Libertad Digital en los primeros tiempos zapateristas, se gestaron en disidencia literaria que iba marcar a varias generaciones. Y digo bien, «a varias generaciones» porque si las redes sociales han sido importantes para mí, es por su unión intergeneracional de pensamientos y corazones. Nunca en mi vida hubiera pensado, ni ocurrido siquiera, poder haber hecho amistad Real, no tipo-fb, con gente tan alejada por espacio y tiempo, como la mencionada Mesetaria, Amparo, Cami, Roger, Visconti y pocos más….
Aún así, no tuve tiempo de hacerme amigo de Rafael, y lo siento. Más en un día tan triste como hoy. Para construir una amistad hace falta más tiempo y menos espacio, intimar, pensar juntos y como remarca mi Amparo «las amistades las hace el tiempo». No ha habido tiempo, Rafael, pero aún así, hemos tenido algo que es realmente difícil de conseguir en esta vida: afinidad y respeto. La afinidad la da la chispa, sea de ideas o gustos afines que se comparte en literatura compartida como la que se desarrollo en nuestros blogs. Respeto hacia la «edad, dignidad y gobierno», tríada clásica en que nos hemos formado pues venimos del mismo mundo.
Nos conocimos en ese día de noviembre y te reconocí una admiración que te subrayo ahora. Porque mira, si el 99% de los sujetos que conocemos en las redes tienen un destino inevitable de absoluto olvido, el 1% restante, no sólo logra el afecto incondicional sino que pasa a la inmortalidad. Aunque como con dolor he manifestado antes, no hayamos podido fraguar nuestro cariño en mayor amistad. Estoy triste desde que me dijo Cami que estabas mal y hemos rezado desde entonces. Te tengo y tendré presente mientras recuerdo el mensaje que te mandé ese fin de año del 17:
«Ya estamos a Fin de año, muchachos. Han pasado muchas cosas, tanto en nuestra tierra como en la biografía particular. Del mundo, ni hablo porque tiene dialéctica acelerada y loca. Quedan pocas horas para que expire el año y desde estas plataformas quiero expresar mi recuerdo y agradecimiento. Si, han pasado muchas cosas pero a modo de ejemplo elegiré dos acontecimientos: este fue el año en que conocí a Toposteo y tuve constancia del hombre de la Bandera Verde. Eso es. Entre Viñas y Godot, Madrid y Valencia se encarnan así dos personajes que marcan trecho y carácter. Uno es un Vieja Guardia de trinchera y adjetivos con el que, tras años de camaradería por fin llegamos al abrazo en el último tercio del año. El de la Bandera, por otro lado, es un mito muy real que habita en un lugar impronunciable que escribo como Sueca…y me callo. Si la Vieja Guardia son las raíces del recuerdo y lo que nos hizo comenzar a comunicarnos en el mundo virtual, la Bandera Verde es la imaginación que une y se construye en confidencia amistosa. La importancia de estos dos ejemplos no es más que subrayar en énfasis lo único que importa: la persona y su capacidad de crear y amar. Al final de un viaje o de una vida uno no recuerda tanto los paisajes como los rostros. Feliz año 2018 y Viva España siempre.»
Por supuesto, te faltó tiempo para escribir una respuesta que enmarco en mi corazón.
«Admirado Novoa, me has sacado de los parámetros habituales en los que se mueve mi autoestima. ¡Te lo juro! Que un fascinante mesetario de la castilla eterna, un apóstol desbordante de Fe cristiana, una insigne pluma del verbo y la metáfora, de la palabra hecha imagen, y maestro raptor del detalle físico, verdadero, que va más allá de aquel que capta la cámara y el obturador… se digne incluir, entre sus significativos recuerdos, el hecho de haber conocido personalmente a este simple ejemplar,… es de verdad, de verdad de la buena, un orgullo que me marcará moralmente. Querido amigo, derrochas humanidad. Un fuerte abrazo y mil gracias.»
Descansa en Paz, Toposteo, Rafael
PATER NOSTER, qui es in caelis, sanctificetur nomen tuum. Adveniat regnum tuum. Fiat voluntas tua, sicut in caelo et in terra. Panem nostrum quotidianum da nobis hodie, et dimitte nobis debita nostra sicut et nos dimittimus debitoribus nostris. Et ne nos inducas in tentationem, sed libera nos a malo. Amen.