Ha sido un domingo sin misa ni vermú. En el mundo exterior, claro, pues la tele muestra Eucaristías a puerta cerrada y el vermú se hace VIP en el salón. Sin embargo, no es lo mismo, me atrevería a decir que nada que ver. La misa y el vermú requieren del ambiente de la iglesia y la taberna, ambos templos con distintos vectores, pero de profunda espiritualidad.
Hace tiempo le decía a un amigo de Carabanchel que la vida de los barrios depende de tres aspectos: la iglesia, el mercado y la taberna. Si alguno de estos ámbitos falta, el mundo cojea, y cuando falten los tres el barrio se convertirá en nicho. A mi amigo le gustó mucho mi observación y estaba de acuerdo, aunque me reconoció que él era «no muy de iglesia», sutil observación que dicen los ateos con clase y educados.
En el mercado local se interactúa en un comercio cara a cara, en las tabernas se hace terapia de grupo y en la iglesia se comparte el silencio en comunidad. Tres factores que en sí hacen civilización y cordón umbilical con el prójimo y que están en vía de extinción. Ángel, que era el nombre de mi amigo, se quedó degustando tales ideas hasta que en el fragor de la conversación me confesó que hace mucho que no iba a la iglesia de su barrio porque, aparte de que no creía, tenía muchos reparos contra el clero aunque, desde luego, le gustaría ir desde ese esquema simple que le había propuesto: «Como enganche de unión con la comunidad, silencio y tal» Mira Ángel, le dije, aquí todos creemos parecido y del clero tenemos más que sospechas, pero en todo caso el tema funciona; y funciona porque Dios o como lo quieras llamar, es algo que se nos va de las manos pero tiene una fuerza de unión. Si tú no vas a la iglesia terminará cerrada o en venta o aún peor, se convierte en mezquita. Sea el Dios de tus abuelos, el Vacío de los místicos, el Absoluto de los filósofos o, directamente, la Nada o el gran truco, nosotros lo hemos moldeado para que sirva de Algo. Seguro que hay mucho cabrón que se aprovecha de ello, pero hay mucha gente que le ayuda y en todo caso, forma una cultura. Yo que tú, terminé, iría a misa aunque fuera por un código cultural. Si merece la pena creer más, seguro que te vendrá algo al corazón, y si no, has cumplido con tu barrio.
Bueno, rió, es una forma de evangelizar. Iré la próxima. Entonces brindamos y tema solucionado.
Buenas noches.