Por fin uno de los días felices para nuestro esperpento ibérico. Por unas horas se acaba la polarización nacional. Fue ayer, desde la fiesta sorpresa que Podemos hizo por mediación de Fallarás y Roures.

A escasos días para la fiesta de difuntos, descansamos por fin de las orgías de su Emérita Católica Majestad, hacemos una pausa de la mecánica corrupción del PSOE y hasta el Dr Sánchez tiene unos días más para preparar su enésima estrategia resistente frente a Ábalos y Koldo. Pero desde la otra orilla también están felices: si los peperos disimulan la amenaza de Ayuso, aunque fuera la primera mujer que acusó a Errejón, los de VOX también aprovechan para que sus temas judiciales, que también pasan por acoso sexual, queden opacados por la noticia.

Iñigo Errejón es nuestro enésimo chivo necesario para calmar, sacrificar y fortalecer la matrix democrática. La primera reacción compartida con el pueblo es “ya lo sabíamos”. Siempre se utiliza, para compartir el escándalo sin hacer de menos a la gente. Funciona para el rey, para Bárbara y para Iñigo, por poner un ejemplo. Y es que tenemos un pueblo listísimo y muy obediente al halago. Una vez que se adopta ese mensaje, el resto del discurso va solo. Se nota en los bares de vermut y en los palacios de Madrid: todos felices, sabiéndolo todo y matando al pringado de turno como si fuera labor propia.

Por supuesto nadie va a decir, en ninguna de las dos orillas y nadie de tierra firme, que después de la ley “sí es sí“, la presunción de inocencia ha desaparecido y que el invento de Fallarás no ofrece ninguna garantía. A lo mejor había que dejar hablar a Iñigo, algo, no se. Pero no importa, somos un puto patriarcado y ni tenemos tiempo ni Errejón no nos caía bien. Que se joda.

Pero, lo más importante, detrás de él va Sumar; el invento que hizo el PSOE para quitar a Pablo e Irene y que votan tontitos, se va al carajo. Lo cual a estas alturas no se sabe si beneficia o no al Frente Popular, pero da una oportunidad al gran triunfador que, no es otro, sino Pablo Iglesias.

La historia no ha acabado todavía, pero Iñigo sí. Sobre su cadáver van a comer todos. Y tal como son y el apetito que gastan, no van a dejar ni el zumo de los tuetanos. Nosotros a verlo un poco, pero no mucho. Es un mundo que embrutece y que supura odio. Qué disfruten.

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.

ACEPTAR
Aviso de cookies