Luis tiene gran culpa de esto.
El sujeto será recordado por muchas cosa: como jugador, como entrenador de casi todos los clubes de la piel de toro pero, sobre todo, por el hombre que conquistó una Eurocopa para Españadevolviendo la autoestima a un país que necesitaba urgentemente una victoria incontestable.
Fue el hombre que lo vio, por fin claro, y decidió hacer tres cosas: «desterrar egos», apostar por el talento de enanos geniales – asumiendo que con la fuerza no teníamos recorrido alguno – y, finalmente, creo que lo más importante, decir a sus jugadores que se abrazaran ante la interpretación del himno nacional.
Fue así como nació el futbol más bello que se hizo nunca en la selección, mestizaje inteligente de ideas y talento. El futbol que teníamos dentro, encallado, y que explotó en arte sin complejos en un verano mágico para hacer historia.
El gran secreto de este hombre, aparte del conocimiento, es eso que llaman carisma. Carisma de barrio, de tipo listo, de Hortaleza, en fin. «El futbol es para listos», remarcaba en vestuarios llamando de usted al grupo de héroes. Motivador personal y truhán en la banda comiendo la oreja al línea de turno –«hay que llamarles por su nombre para que te respeten»-.
Un tipo que se sabía el juego de memoria y que deja una estampa eterna al lado de los banquillos del mundo.
Luis Aragonés, gracias y me fundo en ese abrazo nacional.
DEP
Un gran hombre, sin duda.
Sin complejo alguno. Español por los cuatro costados.
Como Enrique Cano, que se nos ha ido hoy.
Por Luis, por Enrique…
Por nosotros.
¡ARRIBA ESPAÑA!