Una de las características del periodo de la Democracia española, que será analizado cuando se haga el proceso y análisis de su definitiva defunción, es la progresiva conmemoración de las derrotas en detrimento de celebrar lo que realmente ha pasado. Se trata de conmemorar aquello-que-podía-haber-sido-y-no-fue, y la ocultación de las glorias o que realmente se ha hecho. Esto es una constante desde el año 75 y causa de la principal neurosis de la población.
Esta semana, sin ir más lejos, vemos en las paredes de cemento y orín y carteles conmemorando el “Día nacional de Castilla”, desde la excusa del 23 de Abril y la batalla de Villalar de los Comuneros que constituye la fiesta regional de nuestra tierra.
Naturalmente que no estoy criticando la aventura de los Comuneros de Castilla ni oponiéndome al recuerdo de tan importante episodio. Simplemente denuncio esta actitud psicológica que se funda en el secuestro de la historia desde lo que no ha existido y sublimarlo hacia la construcción de una nueva historia que no es tal. Esta actitud que hemos visto totalmente desarrollada en Las Vascongadas desde la mente racista del señor Arana, pasando del Carlismo – real – al invento de la aldea mágica o en Cataluña con la relectura burguesa e interesada del 1714.
Esta forma de pensar, altamente contagiosa, denota esa enfermad que tienen muchos adolescentes que se basa en despreciar la realidad, sean padres, país, cultura… y alabar, por el contrario, un mundo de amigos invisibles inventado a la medida de los traumas donde el sujeto tenga cabida.
Esto sucede tanto en las diferentes tierras de España, que dan la vuelta al conjunto para celebrar sus harapos, como en la psique de cada ser humano español que se va desgajando, aunque no se dé cuenta, de cualquier tipo de unión con sus semejantes para crear su propio espacio independiente que llevará, indefectiblemente a la soledad y a la autodestrucción.
El espíritu moderno está enfermo, y esta supuesta “generación más preparada de la historia” no es más que un ente cada vez más estéril, consecuencia de otro fracaso generacional, que se pierde a gran velocidad en una realidad virtual cada vez más ignorante y destruyendo los referentes a golpe de ballesta como paso previo al suicidio de una civilización.
Atinada descripción del fenómeno que impregna este tiempo de pseudodemocracia, en el que las fuerzas más negativas trabajan a destajo por disolver la GRAN NACIÓN QUE ES ESPAÑA, celebrando derrotas, en lugar de VICTORIAS QUE SON MUCHAS Y DE TODOS LOS ESPAÑOLES, empezando por COVADONGA y siguiendo por LAS NAVAS DE TOLOSA, o el 12 DE OCTUBRE DE 1492, o el 2 de MYO DE 1808, que debería ser declarado FIESTA NACIONAL DE ESPAÑA, sin perjuicio de conmemorar festivamente las restantes efemérides.
¡VIVA ESPAÑA!